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Ayer, hoy, mañana
E

n 1931 F. L. Allen escribió Only Yesterday. Hablaba de un país que ya no existía: los pujantes años 20: todo había cambiado en un santiamén. Un millón de nostálgicos estadunidenses compraron ese libro, hoy olvidado. Los últimos meses de 2019 están tan distantes y son tan extraños a los primeros años de la década de 2010, como los primeros años de la década de 1930 respecto de los años 20 (véase The Guardian, 22/12/19).

En 2010 los gringos debatían si el gobierno de Obama significaba el camino a una sociedad posracial. Hoy Trump refiere a los supremacistas blancos como gente muy buena, idea compartida por cientos de miles en los países desarrollados: no existía esa perversión social en grado tan extremo compartida por tantos.

2010 parece un país extraño, más tranquilo, más seguro, más estable que la avalancha de violencia que domina al presente. 2008 y 2009 fue el punto de quiebre: la desigualdad social histórica enloqueció, la divergencia en los niveles de vida conforman hoy dos mundos sideralmente alejados y diferentes.

Iniciamos la tercera década del siglo XXI. Se advierte una oscura incertidumbre, pero también tendencias en curso flotan con aires apocalípticos. Estados Unidos tiene un aviso ominoso: sus elecciones de noviembre próximo; y la gestión que China haga de sus crisis internas, o el rumbo que tome la Unión Europea bajo una reciente nueva administración con el Brexit en acto, no vienen muy atrás.

La historia será muy distinta si Trump sale victorioso o si gana Bernie Sanders o Elizabeth Warren (están avanzando). Un segundo mandato de Trump producirá caos en el planeta: puede escalar su conflicto con China a niveles escalofriantes para la economía mundo. China ha logrado en dos décadas lo que le llevó a EU y a otros países occidentales más de un siglo, y eso resulta intolerable por lo que augura como futuro.Un conflicto que aparece como comercial, pero cuya dimensión tecnológica es mil veces más importante, pondrá en jaque al planeta. Podemos vivir crisis jamás vistas, especialmente por la intervención en esa confrontación de Rusia e India como aliados de China. El mundo sería arrastrado por esa debacle.

Hay muchas más amenazas. Occidente ha usado muy distintas varas de medir, pero en conjunto ha fracasado en evitar la carrera nuclear en la que entraron con toda su fuerza Corea del Norte, India e Israel. A la luz de ese fracaso, Turquía está intentando entrar en esa carrera y acaso convertirse en un nueva hegemonía de la región. Irán también está en esa carrera, de lo cual no es difícil prever la alta probabilidad de que también se sumen Arabia Saudita y Egipto. Derivadas de esa catastrófica situación habrá tensiones adicionales en el mundo… Trump ha iniciado el infierno en Medio Oriente.

Los conflictos internos en Francia, Italia, Colombia, Chile, Líbano, Bolivia, Ecuador… responden al profundo malestar social debido a la opresión asfixiante del capitalismo neoliberal. Es de preverse una escalada creciente en diversas sociedades del mundo que terminarían enterrando al neoliberalismo; aunque la derecha antiglobalización aquí y allá puede capitalizar ese malestar. Esa rebelión se dará en el contexto del agotamiento de la flexibilización cuantitativa, expresada como tasas de interés cero o negativas, intentando mantener el predominio brutal del sector financiero sobre todos los sectores productivos y sobre todas las sociedades del planeta.

Pero –he escrito en este espacio– los dos más formidables movimientos sociales en los años venideros, serán: 1) el movimiento juvenil en contra del estercolero de planeta que las generaciones adultas están dejando a las generaciones a las que se les está robando su futuro, y 2) el movimiento feminista.

Mientras en todas partes se debate el daño a la naturaleza, en los hechos los estados apenas hacen nada, con el apoyo de un número creciente de negacionistas. Greta Thumberg se verá multiplicada por miles o cientos de miles. En medio de las brutales tensiones internacionales señaladas, el levantamiento juvenil incorporará una agitación social probablemente sin precedentes. Y esta rebelión llegará acompañada: viene a la par de la insurgencia de las mujeres. En múltiples plazas los abominables feminicidios y las ultrajantes violaciones han crecido a la par de los alzamientos apenas incipientes de las mujeres. Esta batalla previsiblemente la ganarán las mujeres; sus demandas serán gritadas en voz cada vez más alta y mediante movimientos crecientemente radicales; una larga batalla en medio de un mundo envuelto en llamas.

Amanecen los 2020 preñados de conflictos y rebeliones. Pero el rumbo puede no ser luminoso a pesar de las rebeliones. Cada conflicto tendrá su propia salida… En conjunto podemos dar unos pasos más hacia un mundo feliz, dice Huxley, dividido en castas científicamente creadas: los Alfa, Beta, Gamma, Delta y Epsilon. Los Alfa son inteligentes, altos, bellos y blancos; los Epsilon bajos, tontos y feos…