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Moulin Rouge: 130 años
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mblema de la vida parisiense, el célebre cabaret Le Moulin Rouge festeja 130 años de existencia. Creado en 1889, año del centenario de la Revolución francesa y de la construcción de la torre Eiffel, sus fundadores, Joseph Oller y Charles Zidler, tuvieron la visionaria idea de erigir este cabaret, salón de baile en sus inicios, al pie de la colina de Montmartre. Barrio popular y de artistas, las bonitas lavanderas se cruzan con los artistas en busca de una luz más pura para crear sus obras. Mientras otras zonas de París se modernizan al ritmo de la industrialización y se van despersonalizando, Montmartre conserva su carácter de aldea bucólica. El lugar escogido es un jardín extravagante donde reina la escultura gigantesca de un elefante y antes estuvo el Bal de la reine Blanche. En octubre de 1889, en pleno apogeo de la Belle Époque, el Moulin Rouge se inaugura con un éxito que excede los mejores augurios. Primer salón iluminado con luz eléctrica, su enseña, un gigantesco molino rojo, puede verse rutilar desde la colina como desde los bulevares situados en partes más bajas de París. A la inauguración asisten habitantes del barrio, artistas, escritores, aristócratas, burgueses, cantantes, prostitutas de Montmartre, vagabundos y turistas. Los fundadores del Moulin Rouge han ganado su apuesta: crear un lugar donde se mezclen los más distintos grupos sociales, donde la meta sea divertirse y encanallarse con un tono de insuperable e insostenible ligereza.

El espectáculo favorito es, desde luego, la danza denominada ‘‘french cancan”, nombre impuesto por los ingleses a partir de un espectáculo francés presentado en Londres. En realidad, el cancán original es un galope endiablado que se bailaba en pareja. Baile prohibido por las autoridades y reprobado por los defensores de la moralidad, pues las muchachas dejaban ver, al alzar las piernas, sus culottes fendues, calzones largos con una ancha abertura en la entrepierna que evitaba deber bajar la prenda para satisfacer una necesidad física o un apremiante deseo sexual.

El pintor por excelencia del Moulin Rouge es, sin duda, Henri Toulouse-Lautrec, autor de La Goulue, retrato de una de las más famosas bailarinas del cabaret, así como de otras escenas de este sitio. Muchos otros artistas, entre los cuales destaca Pablo Picasso, se han inspirado en el espectáculo y vida del Moulin Rouge.

Jacques Offenbach, autor de la opereta llamada precisamente La vie parisienne, crea un galope endiablado de cuadrillas a ritmo de cancán en su Orfeo en los infiernos y otras obras musicales. A lo largo de su tumultuosa existencia, el cabaret ha acogido cantantes y bailarinas, tales como Mistinguett, Yvette Guilbert o Edith Piaf, algunas de la cuales alcanzaron ahí la celebridad. El 3 de enero de 1907, durante el espectáculo Le rêve d’Egypte, la gran escritora y actriz Colette intercambió en la escena un beso en la boca con su amante Missy, la duquesa de Morny. La pieza fue de inmediato prohibida. Bing Crosby, Josephine Baker, Charles Trenet, Maurice Chevalier, Frank Sinatra, Dean Martin, Charles Aznavour, Lena Horne, Ginger Rogers, Liza Minelli, entre tantos otros, se presentan en la escena del cabaret. En diciembre de 1986 el más famoso bailarín clásico del mundo, Mikhaïl Barychnikov, crea ahí un ballet de Maurice Béjart.

Si pintores, músicos y otros artistas forman parte de la fama del cabaret de Montmartre, figuras del cine también han contribuido a su celebridad. El gran cineasta Jean Renoir, hijo del pintor Auguste Renoir, realizó la película French Cancan estrenada en 1954. A la cabeza del elenco, Jean Gabin, quien actúa el rol de Danglard, director de una sala de espectáculos. Sublime, María Félix interpreta el papel de Lola de Castro, amante de Danglard. El filme ofrece a la vez un maravilloso cancán y la voz de Edith Piaf cantando un aire del viejo Montmartre. Da de qué soñar. Feliz cumpleaños y larga vida al Moulin Rouge.