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Para las bandas latinas no hay lugar en el mundo, asegura Mueran Humanos
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▲ Carmen Burguess, en los teclados, y Tomás Nochteff, al bajo, forman el sonido argentino.Foto cortesía de la agrupación
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 2 de noviembre de 2019, p. 8

Carmen Burguess, en los teclados y Tomás Nochteff, al bajo, son Mueran Humanos las 24 horas del día. El dúo argentino radicado en Berlín lleva tres discos evolucionando en sus propios términos y en más que un par de giras. En un punto las referencias –discos con producción por integrantes de The Pop Group, recitales con The Fall, Swans, Martin Rev– fallan a la hora de describir el estilo del dúo, que practica su música como unidad autocontenida.

Acerca de ser una banda latinoamericana de gira por el mundo, Tomás dice: Obviamente, todo está en contra, no hay ningún beneficio; todo es peor para nosotros, no hay lugar para los latinoamericanos. Nosotros y otros lo vamos creando, pero muchas veces con más esfuerzo.

–¿Cuál dirías que es la idea central de la película que acompaña al disco? ¿De dónde surgen las ganas de darle una parte visual?

–Soy artista plástica, autodidacta e inconstante –dice Carmen–. Durante los principios de la banda no hacíamos giras, apenas tocábamos en vivo, así que tenía mucho más tiempo, y pasaba mucho filmando, además de tocar. Descubrimos que el plano secuencia del final (que no tiene ni un corte) se sincronizaba con La gente gris de modo perfecto. Mirábamos ese material en la televisión mientras mezclábamos Hospital Lullabies en casa, y así descubrimos la sincronía. Luego una cosa llevó a la otra y terminé acompañando con material de video la totalidad del disco. Incluso volví a filmar, lo que no hacía desde hace años porque la banda mucho tiempo, y ahora no voy a parar.

–Títulos como Alien o Monstruo me llevan a preguntar: ¿hacen música para gente que busca salirse de la normalidad?

–Somos personas que estamos afuera de la normalidad, ni siquiera es algo deseado –contesta Tomás–, siempre lo fuimos. No tengo un gueto en la cabeza al que le escribo canciones; en general no tengo a nadie en la cabeza, las hago porque siento debo hacerlas a su máxima expresión. Alien trata acerca de un enfermo mental que conocí, cuenta su historia desde tres puntos de vista: primero yo le hablo a él, luego él habla, luego sus padres le hablan a los siquiatras pidiéndoles una explicación o una cura. Después, hay una especie de coro griego que le dice alien; es como si le estuviera diciendo eres un enfermo mental.

“En otras canciones hay un elemento contestatario, de agresión en un punto. Una canción como El Círculo es un poco un mantra de guerra contra alguien que intenta destruirnos; de hecho fue elaborada para una persona en particular. Cosméticos es un ataque a cierto tipo de gente que es muy blanda y obsecuente; también fue hecha para alguien en particular. Puede ser que las canciones de amor sean para desviados y las de odio para las figuras de autoridad, gente que se escuda en la normalidad para joder a gente como nosotros.

–Decían también que El Círculo es una especie de mantra contra enemigos, ¿qué enemigos?

La canción está inspirada en una persona real, pero eso no es importante –asegura Tomás–, sino que trascienda esa anécdota, ni con toda la flota de tu reina madre, nacimos para caminar descalzos sobre las cabezas de los reyes. Es un tema antiautoridad, antijerarquía, advertencia antiesclavitud, un poco como el vudú, los esclavos en la noche unidos, creando sus maldiciones para los amos.

–¿De qué trata Guardián de piedra?

–De un grupo de gente en un páramo, afuera de una ciudad que intentan entrar, pero no los dejan, ya no pueden más, van a morir. La hice hace muchos años, no tenía nada en la cabeza, la veía como una metáfora, simplemente tenía ese sentimiento, quizás influido por el cuento Ante la ley, de Kafka. Pero luego con la crisis de los refugiados en Europa se me resignificó un poco; por un momento sentí que la letra hablaba de eso.

–¿Cuál fue su peor día como Mueran Humanos?

–En 2011 nos fuimos de gira a Estados Unidos con dos bandas, You y Death Domain –agrega Tomás. Estábamos cruzando Ohio de noche, en medio de una tormenta de nieve, por esas rutas típicas en las que un carril va hacia un lado, hay un espacio en medio y del otro lado, un carril que corre en sentido contrario. Había 25 grados bajo cero. De golpe, la camioneta resbaló en lo que llaman black ice, una capa de hielo que se forma en la ruta, pero es invisible.

“La camioneta cruzó a toda velocidad el espacio entre las rutas inclinada hacia un costado, sobre dos ruedas; pasamos entre dos camiones que venían en sentido contrario y terminamos encallados 100 metros afuera de la ruta, del otro lado. A nadie le pasó nada, fue milagroso, a las dos horas una grúa nos sacó y reemprendimos el camino. Media hora después volvió a suceder exactamente lo mismo. Dos veces pudimos morir, pero no nos pasó nada.

“Luego del segundo accidente –agrega Carmen– escuché voces como en coro que salían de los bosques que ladeaban la ruta. Ohio está maldito, de verdad.