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Cambios en la dinámica del flujo de personas exigen a EU y México nuevas estrategias
 
Periódico La Jornada
Viernes 27 de septiembre de 2019, p. 18

Aunque las dinámicas migratorias entre México y Estados Unidos se han transformado de manera radical en la década reciente, las políticas de ambos países en esta materia no han tomado en cuenta dichos cambios, por lo que es necesario que las dos naciones replanteen sus estrategias.

Los autores del estudio Invertir en el vecindario: cambios en los patrones de migración entre México y Estados Unidos y oportunidades para una cooperación sostenible, señalaron que las dos naciones enfrentan retos migratorios muy similares, por lo que deben buscar un esquema conjunto para gestionar adecuadamente ese fenómeno.

Los responsables del análisis –Andrew Seele y Ariel Ruiz Soto, del Migration Policy Institute, y Silvia Giorguli y Claudia Masferrer, de El Colegio de México– indicaron que aunque todavía hay buena cantidad de mexicanos que viajan a Estados Unidos de manera indocumentada, la gran mayoría (cerca de 80 por ciento) ya lo hace con papeles y de manera regular.

Más mexicanos con visa de trabajo

Un ejemplo de lo anterior, señalaron, es que el año pasado ingresaron a Estados Unidos alrededor de 180 mil mexicanos con visas de trabajo H2A (para labor agrícola), que se suman a otros 50 mil con visas H2B (empleo no agrícola) y 25 mil profesionales.

Otro dato que refleja el cambio en la dinámica de los flujos migratorios es que en el año fiscal 2017 de Estados Unidos poco más de 171 mil personas nacidas en México obtuvieron la tarjeta verde de residente permanente legal.

Al mismo tiempo, el retorno de migrantes mexicanos hacia su país ha aumentado de forma importante, destacaron los investigadores. En el periodo 2005-2010 más de 800 mil regresaron a su lugar de origen, muchas veces acompañados con hijos u otros familiares menores de edad nacidos en Estados Unidos.

En la actualidad, el grupo de migrantes que sí ha aumentado es el de los centroamericanos que viajan a Estados Unidos en familias completas –no únicamente hombres solos–, muchos de los cuales optan por quedarse en México.

Pese a dichos cambios los gobiernos de ambos lados de la frontera siguen aplicando políticas de contención y expulsión de los trabajadores internacionales sin documentos, en vez de tratar de gestionar de mejor forma la llegada de esta población.

Una muestra de ello es que México ha sido responsable de 54 por ciento de las deportaciones totales que ocurrieron en 2018 en los dos países –a escala incluso más alta que Estados Unidos–, al mismo tiempo que no es capaz de dar cauce a 32 mil solicitudes de asilo que ha recibido sólo en lo que va de 2019.

Por todo ello, los autores del informe sugirieron a los dos países llevar a cabo una serie de cambios en sus políticas migratorias, entre ellos reformar sus sistemas de asilo y refugio para asegurar procedimientos expeditos, desarrollar un enfoque regional para enfrentar a los grupos de traficantes de personas y ampliar las opciones legales a fin de que los migrantes indocumentados regularicen su situación y tengan acceso al mercado laboral.