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Suspenden labores por primera vez desde 2007

Estalla huelga en General Motors; paran 55 plantas y almacenes en Estados Unidos

Mejoras salariales y poner límites a la contratación de mano de obra temporal, entre las exigencias de cerca de 50 mil trabajadores

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▲ Trabajadores de General Motors ayer, luego de celebrar una asamblea en la planta de Bowling Green, en Kentucky.Foto Ap
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2019, p. 31

Nueva York. Más de 49 mil trabajadores automotrices sindicalizados suspendieron labores en 55 plantas manufactureras y almacenes de General Motors en Estados Unidos, en su primera huelga nacional desde 2007, al fracasar las negaciones para un nuevo contrato colectivo, acción que afectará rápidamente las operaciones de la empresa en México y Canadá.

El sindicato automotriz United Auto Workers (UAW) declaró que después de meses, la principal empresa automotriz del país y la más próspera, rehusó negociar mejoras salariales, reducir la brecha salarial entre nuevos y viejos empleados, poner límites a la contratación de mano de obra temporal y el cierre programado de cuatro plantas manufactureras.

El UAW indicó que General Motors (GM) ha gozado de elevadas ganancias –más de 30 mil millones de dólares en utilidades– durante los últimos seis años, después de ser rescatada de la bancarrota en 2009 con 50 mil millones en fondos públicos, durante el gobierno de Barack Obama, junto con sacrificios de sus trabajadores de congelar alzas y mayores beneficios, por lo cual ahora exigen que la empresa cumpla con sus promesas de recompensar a sus empleados.

Por ejemplo, señaló el UAW, por cada dólar que gana un empleado promedio de GM, la ejecutiva en jefe, Mary Barra, gana 281.

GM insiste en que enfrenta una disminución de ventas a nivel mundial, desea acortar la diferencia entre los salarios y los beneficios que paga a sus empleados comparado con las de empresas extranjeras con plantas en Estados Unidos, y una reducción de lo que aporta para los seguros de salud de sus trabajadores. Más aún, indicó que está dispuesta a invertir miles de millones más para generar empleos, lo que incluye mantener abiertas un par de las plantas que pensaba cerrar.

Hoy, los trabajadores colocaron mantas y realizaron piquetes frente a las 33 fábricas en nueve estados y 22 almacenes de distribución de autopartes, donde se unieron en solidaridad trabajadores del UAW de Ford y Fiat Chrysler, junto con otros sindicalistas de varias ramas.

El UAW extendió indefinidamente los contratos colectivos que también están por renovarse en esas otras dos empresas, ya que el sindicato seleccionó a GM entre los tres grandes fabricantes automotrices nacionales para la negociación de contratos colectivos de cuatro años. Lo que se acuerde con GM será usado como modelo para pactar con las otras compañías.

La huelga estalla en un contexto en que el régimen de Donald Trump y sus aliados en diversos estados han impulsado medidas para debilitar aún más las leyes y normas laborales del país, parte de un ataque sostenido contra sindicatos desde los años 80 –con Ronald Reagan– que ha logrado reducir, e incluso anular en algunos sectores, el poder político y social de los sindicatos.

Hoy día, sólo 10.5 por ciento de trabajadores asalariados en Estados Unidos (y sólo 6.4 por ciento del sector privado) están sindicalizados, la mitad de los que lo estaban en 1983, y menos de un tercio de los índices en los años 50.

Esto ha sido acompañado con una concentración de riqueza acelerada llevando a nivel de desigualdad económica entre trabajadores y el 10 por ciento más rico no visto desde poco antes de la Gran Depresión, hace 90 años.

Durante los últimos dos años, huelgas masivas encabezadas por maestros, otras por enfermeras y por trabajadores de comunicación han logrado resucitar lo que algunos consideraban un movimiento sindical moribundo.

Más huelgas son urgentemente necesarias para revertir el incremento peligroso de la desigualdad estadunidense, señala la estratega sindical y analista Jane McAlevey, quien escribió ayer en The Nation. Pero detalla que muchas de las huelgas recientes –a diferencia de ésta– han sido encabezadas por movimientos de las filas de abajo, y en gran medida, por mujeres. A pesar de que esta huelga de los trabajadores automotrices no fue suficientemente organizada y consultada con las bases, McAlevey concluye que todos necesitamos que triunfen los trabajadores en esta huelga.