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Negocios y empresas

Pemex y CFE, deudas que matan

U

na de las grandes cargas que recibió Andrés Manuel López Obrador al asumir el poder es la deuda que tienen las dos grandes empresas del Estado. Entre Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) se acumulan pasivos que superan 200 mil millones de dólares, lo cual representa una tercera parte de toda la deuda pública del país. Pero lo grave de este asunto es que los ingresos que se obtienen de esas firmas ni siquiera alcanzan para pagar los intereses e impuestos que les cargan, lo que, en términos técnicos, significa que están quebradas.

Para que estas empresas funcionen adecuadamente y no generen pérdidas a todos los mexicanos, se requiere que sus ingresos sean cuando menos iguales y, de preferencia, mayores a sus costos.

De cada 100 dólares que venden, si gastan 80 les quedan 20 de ganancia. Si gastan 100, se mantienen en equilibrio. Pero si gastan 120 pierden recursos, y el faltante lo pagamos todos los mexicanos. Esto último es precisamente lo que sucede con estas dos grandes compañías.

Los pasivos señalados incluyen créditos bancarios, deudas a proveedores diversos y a jubilados por concepto de pensiones. La deuda bancaria reconocida por Pemex es de 106 mil millones de dólares y el resto de pasivos suma otros 76 mil millones. En el caso de la CFE, su deuda total supera los 20 mil millones si consideramos todos sus débitos.

El interés promedio que se paga por los pasivos con costo es aproximadamente de entre 5 y 6 por ciento anual (tasa Libor más un premio), lo que se traduce en un egreso de entre 6 y 8 mil millones de dólares anuales, sin considerar pagos de capital. Para que se tenga una idea del significado de esos pasivos, su costo equivale a la construcción de una nueva refinería como la de Dos Bocas,en Tabasco, cada año.

Pero el gran problema de Pemex y de la CFE es que no hay forma de equilibrar sus finanzas a corto plazo, a no ser que transfieran sus pasivos al gobierno federal, lo que aumentaría el riesgo de pago y las calificadoras nos bajarían el grado de inversión. Este movimiento generaría un mayor pago de intereses de nuestro país. La salida a esta crisis financiera no es fácil.