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Empresas buscan transformar la arena del desierto para emplearla en construcción

Después del agua, es la materia prima más comerciada en el mundo y se consume más rápido de lo que se produce, según la ONU

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▲ La arena se emplea en el vidrio, la cosmética y la telefonía, entre otros productos. Arriba, paisaje del valle de Cuatro Ciénegas, Coahuila.Foto Afp
 
Periódico La Jornada
Viernes 5 de julio de 2019, p. 3

Fráncfort Del Meno. Mide apenas entre 0.063 y 2 milímetros pero es uno de los bienes más codiciados en el mercado mundial.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) informó hace poco que después del agua la arena es la materia prima más comerciada a escala global. Su programa para el Medio Ambiente (PNUMA, por sus sigas en inglés) cifró su volumen de ventas en 40 mil millones a 50 mil millones de toneladas al año.

La arena se encuentra en el vidrio, la cosmética, los focos de los automóviles, las pantallas de los teléfonos inteligentes y la pasta de dientes. Con sus granos se puede filtrar agua, limpiar fachadas o hacer que los trenes frenen mejor.

Quien más necesita de la arena y la más gruesa grava es el sector de la construcción para fabricar hormigón. Sin esta masa gris, las casas y puentes serían inestables y las calles estarían llenas de baches.

Sin embargo, aunque hay grandes cantidades de arena en el mar, sus existencias se están reduciendo. De acuerdo con el PNUMA, la demanda de arena y grava se triplicó en 20 años en el contexto del auge global de la construcción.

La rica Singapur, el importador más grande de arena del mundo, amplió su superficie en 130 kilómetros cuadrados en 40 años. Se estima que, sólo para ello, se importaron en los pasados 20 años unas 500 millones de toneladas de arena.

Sin embargo, de acuerdo con el PNUMA, a escala global la arena se consume más rápido de lo que se produce, por ejemplo, por el desgaste de las piedras. También en países como Alemania hace falta arena para construcción. Si bien hay grandes existencias, se encuentran en zonas protegidas, bajo zonas de vivienda y oficinas, calles y vías ferroviarias. Es difícil generar nuevos pozos de arena y grava: pocos vecinos los ven con buenos ojos.

Es cierto que hay mucha arena en los desiertos alrededor del mundo, pero no se puede usar: es muy fina y no se aglutina bien para las mezclas de hormigón. Además, el viento la erosiona, por lo que hasta los países desérticos la importan.

Mafias y daño ambiental

La pequeña empresa MultiCon, de la ciudad alemana de Múnich, desarrolló por eso una técnica para lograr que las arenas más finas puedan ser empleadas para fabricar hormigón.

Para ello, según explica el director técnico Helmut Rosenlöcher, la arena es molida hasta formar una especie de harina y a través de un proceso de peletización se transforma en un granulado más grande, en pellets. Este producto es fusionado luego con cola de cemento fabricada en mezcladoras de alta velocidad.

La demanda en Medio Oriente es enorme, explica Rosenlöcher. Vendió máquinas a Dubai y Egipto y cerró contactos comerciales en Jordania, Arabia Saudita y Kuwait. MultiCon trabaja con el fabricante de maquinarias Haver & Boecker de Oelde.

Este proceso podría ayudar un día a reducir la extracción ilegal de arena. Se erosionan ríos, deltas y costas, florecen las mafias de la arena, advierte el PNUMA.

En Marruecos, unos traficantes sacaron tanta arena de una franja costera que ya sólo quedaron piedras. En las playas que quedan así es difícil promover el turismo y además aumenta el riesgo de inundaciones.

La mafia de la arena sólo puede trabajar porque no se cubren las necesidades de hormigón, dice Rosenlöcher. Tampoco debería transportarse arena de Australia, que daña el medio ambiente con grandes emisiones de dióxido de carbono. En lugar de ello, añade que se puede obtener arena del desierto en el mismo lugar.

MultiCon no es la única empresa que ensaya nuevas formas de obtener arena. El empresario Gerhard Dust, de la ciudad alemana de Turingia, desarrolló un sistema para fabricar ladrillos de arena o escombros.

Funciona como el Lego, refiere. Dust usa resina de poliéster como aglutinante para fabricar hormigón polímero con arena o escombros. Es más duro que el granito y se endurece en 20 minutos, asegura Dust. También se puede emplear para ello la arena del desierto.

Su objetivo no es, sin embargo, la industria de la construcción, sino combatir la pobreza: estos ladrillos pueden ser de ayuda para las personas en regiones en crisis o tras catástrofes naturales, ya que permiten construir rápidamente casas con material que hay en el lugar.

La construcción de una casa con 60 metros cuadrados lleva sólo un día, afirma Dust, que fundó la empresa Polycare en 2010 tras el terremoto de Haití.

La compañía está autorizada en África y ya cuenta con una primera fábrica en Namibia. Mientras, se llevan a cabo negociaciones en otros países, como Ghana, Senegal, Sudáfrica y Ruanda.