En los cinco primeros meses del año, la inversión en infraestructura se desplomó 16.4 por ciento respecto al año pasado, para ubicarse en 225 mil 669 millones de pesos. Esto implicó un monto menor en 33 mil 543.4 millones de pesos al del mismo periodo de 2018 y que se han dejado de emplear en obra y compra de material tanto a las dependencias del gobierno federal, como en aportaciones para estados y municipios, exhibe información oficial.

Este declive es casi un tercio mayor al monto en que se ha logrado contener el gasto corriente –aquel que se ocupa para pago de sueldos e insumos–, rubro que se redujo 5.8 por ciento, respecto a los primeros cinco meses del año pasado e implicó un monto de 21 mil 516 millones de pesos menos que en el mismo lapso de 2018, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Las cifras se acompañan de la más reciente información de finanzas públicas que dio cuenta de que en el periodo hubo un subejercicio de 140 mil millones de pesos, respecto del monto programado para ese periodo, tema que ya desde hace tiempo el presidente Andrés Manuel López Obrador zanjó no es subejercicio, son ahorros que se están teniendo y va a haber otros.

Crece el costo financiero

Sin embargo, a medida que cae la inversión, el costo financiero de la deuda es ajeno a los programas de austeridad. El rubro –que se constituye por los intereses, comisiones y otros gastos derivados del uso de créditos de la deuda y el manejo de pasivos del rescate bancario– avanzó 6.6 por ciento más que el año pasado y sumó 20 mil 181.9 millones más en dicho periodo, es decir, se encareció un promedio de 133 millones 654 mil pesos por día.

En total, de los 201 mil 914.8 millones de pesos que se gastaron para el servicio de la deuda entre enero y mayo de este año, el mayor avance se vio en el endeudamiento del gobierno federal, que avanzó 17.5 por ciento, mientras el de las empresas estatales descendió 17.7 por ciento respecto del año pasado.

Pese a la semejanza en los porcentajes, en pesos, el pago por el manejo de la deuda del gobierno aumentó 16 mil 803.1 millones de pesos, mientras el de sus empresas se redujo en 9 mil 792.6 millones de pesos.

Lo mismo el apoyo de pasivos para los ahorradores de la banca, en el que están empaquetados los pasivos que se arrastran del rescate bancario de mediados de los 90. El rubro por sí mismo aumentó 29.1 por ciento, que representan un incremento de 13 mil 171.4 millones de pesos. La deuda que se arrastra desde hace dos décadas implicó para el erario pagar por día 87 millones más que el año pasado.

Sólo en el caso de lo etiquetado para los pasivos del IPAB se incrementó 14.2 por ciento, un aumento de 7 mil 263.2 millones de pesos.