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En la actuación, el personaje pide y yo le presto mi ser, asegura Ernesto Godoy

En Chapultepec, interpreta a Maximiliano de Habsburgo en Imperio

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▲ El actor Ernesto Godoy en su visita a la librería de este diario. Foto Miguel González
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de junio de 2019, p. 9

Para Ernesto Godoy, el destino se mueve al ritmo de las casualidades, e Imperio, el proyecto actoral que protagoniza dándole vida a Maximiliano de Habsburgo, no fue la excepción.

“Yo estaba presentando el primer monólogo, en inglés, de Hamlet, y en ese momento llamó el director y adaptador de esta obra a Rebeca Moreno, que maneja el teatro Xola, para comentarle que el histrión que ya la hacía, Ricardo Kleimbaum, se iría a Miami a filmar una serie, por lo que debía hallar a alguien que representara al emperador; ella le dijo: Ya lo tengo, estoy viéndolo ahora mismo.

Y luego des tres semanas de ensayos que tardó él en montarla, se estrenó, y ya han pasado tres años, que se cumplen el 22 de julio, aunque la obra tiene ya seis en total. Ahora mismo alterna con el actor que inició. En esta etapa de la larga temporada se presenta los sábados –únicos días de la semana en que hay funciones– de junio, julio y agosto, a las 20 horas en el Castillo de Chapultepec.

Esto lo trae a La Jornada, y charla de sus interiorizaciones, del reto de encarnar al emperador, así como de las transformaciones que ha debido consumar por el arte escénico.

A Maximiliano le presto todo mi ser. El personaje es el que pide. Él me ha llevado a explorar mucho de muchos niveles actorales, asegura.

De mirada penetrante, Ernesto Godoy, quien ha representado en su carrera a varios personajes de la realeza –Calígula, Hamlet–, describe cómo creó a éste, histórico.

Hablar del laboratorio alquímico es complicado, porque, a menos de que seas un actor, podrías entender algunas cosas. Por ejemplo, dentro del método Lee Strasberg se manejan los animales. Te des cuenta o no, los actores imitan animales. Los intérpretes de las cintas del director Ridley Scott lo hacen, agrega.

Luego, a sugerencia de un profesor, fue al zoológico Africam Safari, en Puebla, para observar a las jirafas; ver cómo miraban, se comportaban y se paraban. Fue parte de lo que me ayudó a construir este -Maximiliano.

La novela Imperio, de Héctor Zagal, en la que está basada la adaptación teatral, ha permitido, gracias a su investigación histórica, documentar los últimos tres días de vida de Maximiliano. En ese sentido, asegura Godoy, se respeta mucho el texto, al tiempo que le ha permitido enriquecer el monólogo.

Maximiliano sabe que será ejecutado, conoce su destino y eso lo lleva a una reflexión profunda de su paso por México. Además, padecer disentería, era un hombre casi agónico que sólo era tratado con opio o láudano, que también es un opioide, así que, medio alucinando también está.

De las libertades permitidas en el transcurso de la escenificación, agrega, “había un texto que estaba en tercera persona, que es Maximiliano hablando o recordando a Concha Sedano, La India Bonita, su amante; y lo puse directamente como si estuviera hablándole; hago aparecer el fantasma o la alucinación de Sedano. Entonces él sostiene un diálogo con ella. Estaba escrito de otra manera, pero descubrí que él le hablaba”.

Orondo, Godoy comparte que el autor, Zagal, quien estaba en esa función, le mandó un mensaje al director Rodrigo González, en el que, con una frase, le reconoció tal cambio: ¡Tenemos Maximiliano!.

Las casualidades menudean en su vida, agrega. Mi hijo tiene 19 años, se llama Maximiliano, aunque yo no sabía que haría ese personaje. Mi ex esposa y mamá de mi pequeño, se llama Sofía, y la madre de Maximiliano de Habsburgo es la archiduquesa Sofía. El director de la obra y adaptador es Rodrigo González Juárez. Tenemos música en vivo del compositor y pianista Alonso J. Burgos. En tanto, la J es de Juárez: la taquillera, que ya no está, se llama Ana Luisa Villegas Juárez; los albañiles que terminaron de construir mi departamento, durante ese tiempo, se apellidan Juárez; hice un documental, y el director de fotografía es Arturo Juárez. Estoy chistoso: Juárez me tiene rodeado.'