Una mejor movilidad urbana se logra básicamente acortando distancias entre donde vives y trabajas, precisó Salvador Herrera, integrante del Grupo de Asesores Estratégico de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) y asesor del Banco Mundial; lograrlo, dijo, es posible, pero demanda tiempo, recursos, voluntad política, reforma de normas y abatir la corrupción.

En entrevista con La Jornada, el también especialista en la implementación de la estrategia Desarrollo Orientado al Transporte y fundador del despacho Urbanística, explicó que para que exista mejor movilidad, las áreas urbanas deben contar con vivienda, comercio, servicios y empleos en la misma zona, con el fin de que los desplazamientos resulten menores.

Esta separación de viviendas y otros servicios es lo que ha complicado las ciudades, y necesitamos reparar este modelo. Para ello se deben cambiar las normativas y las leyes con el fin de regenerar la ciudad construida, expuso Herrera, quien comentó ejemplos de éxito de regeneración en ciudades de Estados Unidos, Europa y Sudamérica.

Una regeneración bien hecha para tener mejor movilidad, agregó, puede tomar unos 10 y 15 años. El problema aquí es que los gobernantes quieren inaugurar todo en su sexenio o trienio, y los tiempos de la ciudad no van con los de los políticos. Por eso luego no salen los proyectos.

Por ejemplo, dijo, en la ciudad Nueva York se acaba de anunciar el desarrollo Hudson Yards; es el ejemplo más logrado. También hay otros casos de regeneración, como en el Distrito de la Confluencia, en la ciudad francesa Lyon, o el Distrito San Martín en Madrid.

De acuerdo con ONU-Hábitat, 55 por ciento de la población mundial vive en ciudades y para el primer lustro del milenio se realizaban siete mil 500 millones de viajes al día en ellas. La previsión es que para 2050 se tripliquen o cuadrupliquen los kilómetros cubiertos por pasajeros en relación con 2000.

En México la mayoría de los viajes son a la escuela y al trabajo. Juntos, estos dos rubros aportan 73.3 millones de viajes diarios. De ellos, 36.1 por ciento se hacen a pie; 29.9 por ciento en transporte público y 22.6 en vehículos particulares a motor, 4.4 por ciento en transporte laboral y escolar y 3.6 por ciento en bicicleta, entre otros.