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Suspenden transporte público en varias ciudades

Huelga general paraliza Brasil
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▲ Personas se protegen de las balas de goma disparadas por la policía de Río de Janeiro en la marcha contra la reforma al sistema de pensiones.Foto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Sábado 15 de junio de 2019, p. 19

Río De Janeiro. No ha sido un viernes tranquilo para el ultraderechista presidente Jair Bolsonaro. La primera huelga general convocada contra su gobierno –que cumple a cinco meses y medio– por las centrales sindicales y la Unión Nacional de Estudiantes (UNE) tuvo amplio alcance en Brasil.

Se espera que la huelga refuerce las posibilidades de que nuevos movimientos de protesta se organicen a mediano plazo, y también que haya un endurecimiento del gobierno, que busca la confrontación como forma de actuar.

Además de la huelga, que al entrar la noche se transformó en manifestaciones multitudinarias en San Pablo y Río de Janeiro, Bolsonaro cesó a un general en activo, Carlos Alberto dos Santos Cruz, de la estratégica Secretaría de Gobierno de la Presidencia, y – bajo presión de los militares que lo rodean – nombró a otro, igualmente en activo: Luis Eduardo Baptista Pereira.

La razón principal del cese de Santos Cruz fueron sus roces con uno de los hijos de Bolsonaro, Carlos, concejal municipal en Río, y el astrólogo autonombrado filósofo, Olavo de Carvalho, ideólogo de la familia y de buena parte del gobierno. Los militares habían presionado a Bolsonaro para que calmara tanto a su hijo, a quien el presidente dice mi pitbull, como al astrólogo. Ahora, exigieron que en lugar del defenestrado se nombrara a un nombre con fuerza y prestigio en el Ejército.

En varias capitales, Brasilia incluida, hubo suspensión prácticamente total del transporte público. En San Pablo, se paralizaron casi todas las líneas del Metro, provocando embotellamientos gigantescos en el tráfico. En Río funcionaron los transportes públicos (solamente los trenes no circularon), pero hubo suspensión de buena parte de los demás servicios.

Luego de dar la impresión de amainar al terminar la mañana, al caer la tarde en varias capitales, especialmente en las dos mayores ciudades del país –San Pablo y Río de Janeiro–, masivas movilizaciones reunieron a decenas de miles de manifestantes contra la reforma del sistema jubilatorio y el corte del presupuesto destinado a las universidades federales en especial… y contra el gobierno en general.

Hubo duras críticas y pedidos de renuncia al ex juez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, y en todos los actos aparecieron inmensos carteles pidiendo Lula libre.

Por primera vez la mayor agrupación sindical del país, la Central Única de Trabajadores (CUT), vinculada al Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Lula, compartió con la Fuerza Sindical, de tendencia más conservadora, la organización de un movimiento.

Al comienzo de la noche un comunicado de los organizadores informó que se estima que más de 45 millones de brasileños se han adherido al movimiento, que se esparció por todas las capitales y al menos 300 de los mayores municipios del país.

Los grandes medios de comunicación, sobre todo las televisoras de señal abierta, reservaron poco espacio a lo que ocurría en las calles. Tv Globo, que sigue ejerciendo una especie de monopolio, optó por resaltar las dificultades de traslado de los que quieren trabajar, dando poco espacio para transmitir imágenes de manifestantes.

Hasta entrada la noche el gobierno no se había manifestado.

Este viernes fue políticamente tenso, además del cese del general Santos Cruz, hubo un nuevo enfrentamiento entre el gobierno y el presidente de la Cámara de Diputados, el derechista Rodrigo Maia.

Luego que el ministro de Economía, Paulo Guedes, criticó duramente los cambios propuestos para su proyecto de reforma jubilatoria en la comisión de la Cámara encargada de examinar el texto original, Maia lo clasificó de injusto y dijo que el gobierno Bolsonaro es una usina de crisis. Y, reiterando otra crítica, dijo que la ausencia total de articulación entre gobierno y Congreso hizo que la reforma se haya quedado en manos de los diputados.