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La arquitectura orgánica deja de lado aspectos comerciales: Javier Senosiain

El profesor de la UNAM ofreció una charla en el Palacio de Bellas Artes

 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de junio de 2019, p. 4

La arquitectura orgánica toma en cuenta aspectos ambientales, físicos, sicológicos y el confort, y hace a un lado aspectos sociales, comerciales y prejuicios académicos, dijo Javier Senosiain, exponente de ese estilo, durante una charla desarrollada esta semana en el Palacio de Bellas Artes.

Dividió en dos partes la conferencia Arquitectura orgánica, a la que asistieron estudiantes de ese arte y técnica. En la primera se refirió a las ideas que le sirvieron de base para el desarrollo de su propuesta arquitectónica; luego explicó sus proyectos realizados.

Desde la escuela, mencionó Senosiain, me entró la inquietud de los espacios curvos, que son más humanos, y la idea fue ir al origen y ver al hombre como un animal.

También la idea más profunda de espacio que tenemos: el vientre materno, donde nos sentimos protegidos, y luego en los brazos de nuestra madre, que nos resguarda del viento, el polvo, la lluvia y nos apapacha.

En contrapartida, en las edificaciones el niño desde que nace va pasando de caja en caja, durante toda su vida. Acabamos haciéndole la vida de cuadritos y muchas veces acaban pareciéndose a sus propias casas o cajas, y pierden tres aspectos: libertad, espontaneidad y creatividad.

Afirmó que la línea recta casi no existe en la naturaleza. El horizonte es curvo, la gravedad, con el movimiento se curvea, todo gira en espiral desde el microcosmos, desde las moléculas del ADN hasta las grandes galaxias. Además, los animales moldean sus casas con su mismo cuerpo a partir de sus necesidades. Su espacio natural es curvo.

El profesor de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México explicó algunos de los proyectos que ha desarrollado en más de tres décadas de trabajo, con tono docente, conocidos como Casa Orgánica, el Nido de Quetzalcoátl, el Cacahuate, la Ciudad de la Investigación en Humanidades, en Ciudad Universitaria, Ballena Mexicana, el Tiburón, el Caracol, Sarape y Sombrero, el Paraguas, Nautilus y Casa Árbol.

Uno de sus primeros proyectos fue su casa orgánica, basada principalmente en la curva con recubrimiento exterior de tierra con jardines. Es como una serpentina que va envolviendo los diferentes espacios, describió.

Esta utilización vegetal aprovecha que las plantas producen oxígeno que crean un micro ambiente que rechaza la contaminación. Además, la tierra es un magnífico aislante térmico y acústico. Posteriormente se le adosó una nueva estructura llamada el Tiburón.

Respeto por la orografía

Para el Nido de Quetzalcoátl, recordó el arquitecto, respetaron la orografía y construyeron un edificio habitacional que refiere a una enorme serpiente emergiendo y entrando en la tierra y con marcadas curvas y torsiones.

Es un terreno muy especial, pues el terreno está partido por una cañada, hay pocas zonas planas y el frente es estrecho y con cuevas y árboles. Ahí todo se organizó con la figura del reptil. Además se colocaron otras serpientes en el terreno. También fue recubierto con una especie de donas que recuerdan el arte wixárika y se pintó con pigmentos iridiscentes, como las plumas del quetzal.”

En el Sarape y Sombrero, para la tumba de José Alfredo Jiménez, en Dolores Hidalgo, Guanajuato, la idea fue trasformar la capilla del cantante en un monumento que echa mano de esos motivos mexicanos ligados al cantante.

El proyecto de la Ciudad de la Investigación en Humanidades aprovecha la orografía y conforma un circuito en el que todos los edificios están conectados y se puede ir de un instituto a otro a través de la figura de una serpiente.

La plástica mexicana se caracteriza por el color y por la pesadez. Los indígenas reflejaron la pesadez de las montañas en sus estructuras, lo cual se afirmó con las edificaciones hechas por españoles, dijo.

La arquitectura contemporánea en México en la época de la construcción de Ciudad Universitaria, casi todos los arquitectos tomaban en cuenta las raíces mexicanas y la plasmaban, como Pedro Ramírez Vázquez, Agustín Hernández, Teodoro González de León, Abraham Zabludovsky y Luis Barragán.