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Monterrey repite dosis, gana el juego de ida a Tigres en semifinales
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▲ Andre-Pierre Gignac (izquierda), de Tigres, y Nicolás Sánchez, del Monterrey, se disputan el balón durante el juego de ida de la semifinal del torneo Clausura 2019.Foto Alfredo López JAM Media
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de mayo de 2019, p. a37

Monterrey volvió a asestarle una derrota a Tigres, esta vez en el juego de ida de las semifinales del torneo Clausura 2019 de la Liga MX. Una victoria mínima de 1-0, pero pone a Rayados con un pie en la gran final.

Monterrey salió revolucionado a pegar otro golpe en el clásico regiomontano. No le dio tiempo a Tigres ni de asentarse en la cancha y ya el letal Rogelio Funes les advertía que pasarían momentos incómodos. El argentino se escapó como alma poseída y consiguió entrar al área, donde Hugo Ayala quiso frenarlo, en cambio el delantero lo recortó como un artista y disparó a Nahuel Guzmán, quien salió a achicar impecable y rechazó la pelota.

Casi enseguida, Avilés Hurtado llegó a la línea de fondo y tras quitarse a Nahuel envió un centro peligroso, pero al que no llegó a tiempo Funes Mori. Era evidente que sólo había que esperar un poco.

Miguel Layún aportó su cuota al desfilar por el costado derecho y enviarle un balón al área donde llegaba Dorlan Pabón; fue raro porque el colombiano sólo la tocó de una forma que parecía inofensiva, y la pelota llegó como un globito sin peligro, pero que en la confusión del área Nahuel no pudo ver y fue sorprendido para el gol de Rayados al minuto 13.

El técnico de Tigres estaba hecho una furia, con el rostro descompuesto lanzaba gritos a su equipo, Luis Quiñones fue el jugador que más riesgo representó para Tigres, pero en las llegadas que tuvo careció de compañía y puntería.

El juego bajó de intensidad y era evidente que el más frustrado de lo que ocurrió en esa primera parte era el Tuca, quien no cambió el gesto. En esas circunstancias se marcharon al vestuario en el descanso. Seguro hubo gritos furiosos.

Al volver a la cancha, Monterrey dio algunos visos de querer recuperar el control del juego, pero pronto se diluyó el ímpetu con el que salieron. Tigres parecía una versión pálida de sí mismo, más metidos en el rol de equipo encerrado, como si no les preocupara el gol en contra. Los de la UANL perdían la pelota pronto y de inmediato Monterrey entraba a su territorio a buscar opciones para hacer daño. Tigres, en tanto, lucía una zaga poco concentrada, titubeante. Los últimos minutos del partido Tigres buscó empatar y los Rayados parecían poco organizados. El esfuerzo, sin embargo, no prosperó y se quedó sólo en la intención. Ahora, el sábado 18 de mayo, volverán a enfrentarse en el duelo decisivo.