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Detallan arqueólogos los sacrificios rituales de seguidores de Hernán Cortés

Investigadores del INAH difunden avances del proyecto Zultepec-Tecoaque, en Tlaxcala // Embarazadas, hombres y niños capturados en 1520 fueron quemados o desmembrados

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▲ Especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia reportan que se ha logrado la reconstrucción facial de algunas de las personas sacrificadas, así como la descripción de las aberraciones cometidas con las víctimas. En la imagen, testimonio del encuentro entre mexicas y Hernán Cortés, al lado de Malintzin, tomada del Códice Florentino.
 
Periódico La Jornada
Viernes 10 de mayo de 2019, p. 5

Madrid. Restos de españoles de la expedición de Hernán Cortés y de sus aliados, sacrificados en 1520 en rituales indígenas durante la guerra con los mexicas, revelan toda clase de aberraciones con las víctimas.

Hace cuatro años se descubrió gran cantidad de restos óseos pertenecientes a un grueso grupo de aliados de Cortés, que fue capturado en Zultepec-Tecoaque, Tlaxcala.

Con el tiempo los expertos a cargo del proyecto arqueológico han ido ‘‘desmenuzando’’ lo que sucedió desde la aprehensión de la caravana venida de Veracruz, el día de San Juan de 1520, y en los siguientes seis meses, periodo en que los cautivos, hombres, mujeres y niños de muy distintos orígenes, fueron seleccionados paulatinamente como víctimas de sacrificio.

Origen multiétnico de la caravana

Los investigadores Enrique Martínez Vargas y Ana María Jarquín Pacheco, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de México, dieron a conocer avances de ese proyecto, entre los que destaca la reconstrucción facial de algunos de los individuos sacrificados y la descripción detallada de las aberraciones cometidas con las víctimas.

Con los análisis de gabinete efectuados en los recientes cuatro años, los especialistas pudieron definir que entre el 24 de junio de 1520 y los seis meses siguientes, los acolhuas de Zultepec-Tecoaque fueron eligiendo diversos grupos de las personas aprehendidas que sumaban más de 350 para sacrificarlas en varias festividades rituales.

En ese momento, las huestes de Cortés se encontraban sitiadas en la capital mexica, después de la matanza de Toxcatl o del Templo Mayor, ordenada por su ‘‘mano derecha’’, Pedro de Alvarado.

¿Por qué los cautivos no fueron llevados a Tenochtitlan?, cuestionó el arqueólogo Martínez Vargas; ‘‘creemos que el gobierno tenochca pidió a los acolhuas que los mantuvieran ahí, porque serviría de advertencia a los tlaxcaltecas –aliados de Cortés– sobre lo que podría sucederles a ellos mismos, pues Zultepec era vecino de los tlaxcaltecas’’, se explica en un comunicado.

Más de 36 mil piezas arqueológicas y el registro de la evidencia ósea ha sido por demás significativa para determinar el carácter multiétnico de la caravana. Hombres y mujeres europeos, indígenas taínos de las Antillas, indígenas tlaxcaltecas, totonacos y mayas, mestizos, mulatos (hijos de blanco y negra) y zambos (hijos de negro e indígena) formaban parte de este variopinto grupo de cautivos, entre los que se encontraban personajes con cierto abolengo, como se deduce del hallazgo de objetos suntuarios, como un camafeo que data del siglo XIV.

‘‘Esto nos habla de que a Cortés se le va adhiriendo gente, desde el área maya hasta Veracruz, se van sumando a esta conquista’’, consideró Enrique Martínez Vargas, investigador del Centro INAH Tlaxcala.

La diversidad de animales que llevaban tampoco era menor: caballos, vacas, borregos, cabras, burros, perros mastines y salchicha.

Los cerdos resultaron ejemplares únicos, pues fueron considerados una ‘‘especie’’ de perros y jugaron un papel simbólico como ‘‘acompañantes’’ en el más allá; en lugar de ser consumidos (como sí lo fueron caballos y vacas), 10 puercos: dos machos, tres hembras y cinco crías fueron sacrificados y ofrendados en un aljibe de ocho metros de profundidad.

Tzompantli aporta nuevos datos

Del tzompantli o muro de cráneos que fue localizado en el lado sur del templo circular del sitio arqueológico de Zultepec-Tecoaque también se han obtenido nuevos datos.

Los arqueólogos del INAH han hecho una recreación de cómo debieron estar conformadas las hileras con los cráneos de 14 personas presas.

En las empalizadas se dispusieron cráneos en parejas hombre-mujer; en los centrales estaban víctimas masculinas de origen totonaco, los cráneos de algunas españolas, una mulata y un tlaxcalteca completaban la formación.

Enrique Martínez Vargas añadió que resulta interesante saber que los sacrificados en el tzompantli solían ser guerreros, ¿cómo explicar entonces la presencia de mujeres?, se ha logrado determinar que todas ellas, tanto las españolas como la mulata, estaban embarazadas.

En la cosmogonía mesoamericana, las mujeres muertas en el parto eran consideradas guerreras y, por tanto, fueron destinadas a acompañar al sol en su viaje por el inframundo, eran las ‘‘cihuateteo’’.

Otros depósitos revelan el aspecto ritual que revistió el sacrificio de los cautivos aliados de Cortés.

En el Adoratorio 9 de la Plaza Sur, se registró el entierro de un guerrero tabasqueño, que en su disposición parece recrear el mito del Quinto Sol, pues le fue ofrendado un español que fue quemado y desmembrado, individuo que además presentaba una fractura en uno de sus fémures, lesión que posiblemente se produjo durante su recorrido de Veracruz a Tlaxcala.

‘‘Los pobladores de Zultepec van a ir recreando mitos de creación.

‘‘Otro ejemplo lo tenemos con un entierro que representa el mito de Cihuateteo. En la ofrenda tenemos un guerrero, una mujer cuyo cuerpo fue cortado en dos, un niño de tres o cuatro años, desmembrado; y a los pies del guerrero se ubicaron ‘huesos trofeo’ pertenecientes a cuatro personas: fémures, tibias, peronés. Los restos óseos de la mujer, del infante y los ‘huesos trofeo’ tuvieron un tratamiento cultural’’, añadió el arqueólogo.

Los restos de algunos españoles también fueron ingeridos en actos rituales, sería por ello que Zultepec (‘‘Cerro de las Codornices’’) pasaría a la posteridad por estos hechos y se le conocería como Tecoaque (‘‘Donde se los comieron’’).

Enrique Martínez Vargas sostuvo que a partir de técnicas forenses, en casos como los cráneos recuperados del tzompantli, se ha comenzado la reconstrucción facial de algunas de las víctimas, por ejemplo, de una española de entre 35 y 40 años, y de una mujer zamba que provenía de Cuba.

La revancha de Hernán Cortés

De acuerdo con datos históricos, entre febrero y marzo de 1521, el señorío acolhua fue asolado por Gonzalo de Sandoval, alguacil mayor de Hernán Cortés, quien vengó la captura de la caravana. ‘‘Antes de la llegada de Sandoval, los acolhuas de Zultepec empezaron a clausurar áreas habitacionales, pero no les alcanzó el tiempo. En los aljibes escondieron todo lo que habían realizado, por eso es que encontramos toda esta evidencia.

‘‘Cuando llega Sandoval asola a la población, dejando al final a mujeres y niños, que van a ser ejecutados en la calzada principal del asentamiento.

‘‘En el convento de Rábida, en Huelva, España, se encuentra el entierro y la espada de Gonzalo de Sandoval, la cual creemos usó en la masacre de Zultepec’’, concluyó Enrique Martínez Vargas.