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De nuestras jornadas

Turismo y aritmética

A

propósito de las cifras sobre los resultados de la temporada vacacacional de Semana Santa que las autoridades divulgaron por todo lo alto, incluso para refutar las discrepancias, es pertinente una observación que acaso sea útil para atemperar el entusiasmo, verdadero o fingido con que esas mismas autoridades saludaron los datos.

Las cifras que dio el titular de la Secretaría de Turismo del estado fueron las siguientes (sin cuestionar el método o la tecnología de la que se vale la dependencia para no calcular, no estimar, sino determinar con precisión casi milimétrica los números): del 13 al 28 de abril de este año un millón 257 mil 948 turistas visitaron Guerrero y dejaron una derrama económica de 2 mil 916.2 millones de pesos.

Pero en la misma temporada del año pasado vinieron un millón 219 mil 292 turistas. Es decir que este año vinieron 38 mil 656 turistas más que en 2018, que representan un incremento de 3.17 por ciento. En este punto comienzan las confusiones y los equívocos.

La derrama económica –según las cifras de la Sectur– dejada en 2018 ascendió a 2 mil 775.6 millones de pesos. Si en 2019 este rubro alcanzó los 2 mil 916.2 millones de pesos, entonces la diferencia positiva es de 140.6 millones de pesos, la cual equivale a 5.06 por ciento.

A simple vista hay un buen motivo para celebrar: vinieron 3.17 por ciento más y dejaron 5.06 por ciento más pesos, y hasta parece que los que arribaron este año dejaron más dinero que los que vinieron el año pasado.

Pero, atención, según el Banco de México, la inflación en 2018 ascendió a 4.83 por ciento, lo cual reduce la derrama económica real. Es decir: si este año hubiera venido la misma cantidad de visitantes que en 2018 y hubieran dejado ganancia de 2 mil 909.6 millones de pesos, no podría decirse que hubo más derrama, porque ésta es la misma a los nuevos precios después de considerada la inflación a lo largo del año transcurrido entre ambos eventos.

Y véase que esta derrama a la cual se le aplicó el índice inflacionario es apenas superior a la que se obtuvo en realidad, según las cifras de Sectur. Así las cosas, Guerrero se quedó a 85.7 millones de pesos de estar en condiciones reales de echar las campanas al vuelo. Como se ve, la aritmética puede convertirse en un baño de agua helada para los entusiastas.