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Propaganda en redes sociales, la otra guerra que se disputa en Libia
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de abril de 2019, p. 21

Trípoli. En el frente de batalla en Libia los combatientes suelen llevar en una mano un fusil y en la otra un teléfono celular. Con la cámara libran la guerra de propaganda.

Los combates causan estragos en las afueras de Trípoli, desde el comienzo de la ofensiva de las tropas del mariscal Jalifa Haftar contra la capital libia, una guerra que también se disputa en las redes sociales.

Para la población, Facebook es el principal medio de acceso a la información, pese a la inexistencia de garantías de veracidad.

Los dos bandos beligerantes lo tienen presente. La red social es una arma poderosa para el autoproclamado Ejército Nacional Libio (ENL) que lidera el mariscal Haftar, así como para las fuerzas del Gobierno de Unidad Nacional, reconocido por la comunidad internacional y con sede en Trípoli.

La semana pasada el coronel Mohamad Gnounou, portavoz de las fuerzas del gobierno de unidad, acusó a los partidarios de Haftar de infiltrarse en algunos lugares, tomar fotos, retirarse y acto seguido anunciar que habían tomado el control de una instalación militar o de un barrio.

Todos los golpes están permitidos para desacreditar al enemigo o aunque sea desanimarlo.

Esta semana un estadunidense –presunto piloto de cazabombarderos– tuvo que publicar un video en el cual aparece con un periódico de Estados Unidos con la fecha del día para desmentir que estaba en Libia, donde se convirtió en héroe muy a pesar suyo.

Los aliados de Haftar difundieron varios días una foto de él en un caza libio, acusando así a las fuerzas del gobierno de unidad de recurrir a mercenarios para bombardear a los libios.

El portavoz del ENL, Ahmad al Mesmari, mostró esa fotografía sacada de las redes sociales durante ruedas de prensa.

Es verdad que hay una ola enorme de desinformación propagada en las redes sociales, pero lo es también porque cada parte ha invertido considerablemente para influir en los medios de comunicación con el fin de que adopten un discurso que los favorezca, estima el analista libio Emad Badi.

Algunos empiezan a cansarse de la propaganda. Si tuviera que corregir a diario las informaciones que afectan a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no tendría tiempo para nada más, lamentó este jueves Ghassan Salamé, enviado del organismo mundial para Libia, en una entrevista para la agencia de noticias Afp en Trípoli.

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▲ Fuerzas del Gobierno de Unidad Nacional celebran luego de enfrentar a fuerzas del ENL, que comanda el mariscal Jalifa Haftar, en las afueras de Trípoli.Foto Afp

La semana pasada, tres videos grabados al mismo tiempo, en el mismo lugar de la línea del frente, circularon por las redes sociales con tres versiones diferentes.

En la primera se ve una escena increíble: combatientes de los dos bandos dejan de repente de enfrentarse y se abrazan gritando Libia unida.

En las otras dos, cada bando proclama la rendición de sus rivales. Las circunstancias de las grabaciones son un misterio.

El pasado miércoles, los dos bandos se acusaron del lanzamiento de cohetes sobre barrios residenciales al sur de la capital que provocaron seis muertos.

En las redes sociales, varios internautas se improvisaron como expertos militares para tratar de probar que el bando rival era responsable de los bombardeos.

Algunos van más allá, difundiendo mensajes de odio o de incitación a la violencia, al amparo de la impunidad que prevalece en este país sumido en el caos desde 2011, cuando fue derrocado Muammar Kadafi durante una rebelión impulsada por Estados Unidos.

El anonimato en las redes sociales anima a algunas personas a alimentar un discurso agresivo y de odio, incluso de incitación al crimen, lamenta Mayss Abdel-Fattah, de 26 años, estudiante de sociología de la universidad de Zawiya.

Estos malos usuarios tienen la sensación de que nadie les pedirá que rindan cuentas y con frecuencia es así, lamenta.

Cada bando publica en Facebook fotos de combatientes heridos, muertos o encarcelados, vehículos calcinados o confiscados para intentar probar su superioridad.

Como los internautas, las televisiones libias también tomaron partido por un bando, de modo que es difícil disponer de una información fiable. A veces divulgan videos y fotos sin verificación.

De nada sirve encender la televisión. Las cadenas libias llegan tarde o son tan parciales que resulta cómico, estima Karim, en una cafetería de Trípoli.

Pese a la propaganda algunos ciudadanos hacen buen uso de las redes sociales, como un grupo de jóvenes que creó en 2016 en Facebook SafePath (Trayecto seguro) para informar de las carreteras que hay que evitar o están cerradas por los combates.