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Difusión de la ciencia y construcción de consensos
E

l pasado 4 de abril la Comisión de Ciencia y Tecnología (CyT), que preside la diputada María Marivel Solís Barrera, aprobó modificaciones a los artículos 43 y 46 de la ley federal en estas materias. Mediante un comunicado de prensa, la Cámara de Diputados informó que con ello se busca incorporar a la divulgación científica dentro de las funciones que deben realizar los centros públicos y privados dedicados a la investigación científica. Se trata de una iniciativa muy importante que busca hacer llegar la ciencia a la sociedad, pero también expresa un estado de ánimo de los legisladores respecto de la difusión de la ciencia, convicción que ya ha echado raíces en diversos sectores de la sociedad, al reconocer la trascendencia que tiene para nuestro país llevar el conocimiento científico a la población. Es también un buen ejemplo de cómo se expresan los temas que pueden dar lugar a consensos en la política pública en este sector.

La iniciativa fue presentada el 9 de octubre del año pasado por diputados del PVEM y turnada a la Comisión de CyT integrada por diputados de todos los partidos con la mayoría de Morena. De acuerdo con el texto publicado en esa fecha en la Gaceta Parlamentaria, el cambio propuesto al artículo 43 de la Ley de Ciencia y Tecnología consiste en sumar, además de la docencia dentro de la educación formal que ya está en la ley, a la divulgación científica entre las tareas que realizan los investigadores. Del mismo modo, se introduce la divulgación en el artículo 46 que establece la obligación del gobierno federal en la promoción del diseño y aplicación de métodos y programas para la enseñanza (y ahora para la divulgación de la ciencia) en los diversos niveles educativos. Otra importante reforma en puerta es la del artículo tercero constitucional, en el que la citada comisión de CyT, contando con los antecedentes y participación de integrantes de todas las fracciones parlamentarias, entre ellos destacados miembros del PAN, propone incorporar en la fracción quinta que toda persona tiene el derecho a gozar de los beneficios del progreso científico y sus aplicaciones, y se incluye el fomento a la difusión entre las funciones del Estado, así como su obligación, junto con los sectores sociales, público y privado de garantizar el apoyo a la ciencia y su difusión. Es importante señalar que la senadora del PRI Beatriz Paredes Rangel, presidenta de la Comisión de CyT del Senado de la República, ha expresado su apoyo decidido a esta iniciativa. A partir de lo anterior podría afirmarse que independientemente de la filiación política de los legisladores existe un acuerdo muy claro en favor de la difusión de la ciencia. En el Ejecutivo el panorama no es muy diferente, pues en 2014 se realizó una reforma a la fracción XI de la Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que establece que este organismo deberá emprender acciones que fomenten y fortalezcan las actividades de divulgación científica entre los investigadores del país y las organizaciones de la sociedad civil. Por otra parte, la actual dirección de este consejo ha planteado como uno de los ejes principales de la política de este organismo el impulso a la comunicación científica que contribuya a la apropiación social del conocimiento.

Los científicos de este país por conducto de sus organizaciones como la Academia Mexicana de Ciencias, realizan también desde hace muchos años actividades de difusión científica dirigida principalmente a niños y jóvenes (por cierto que cuando se maltrata presupuestariamente a esta agrupación se olvida que ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la ciencia moderna en México pues, entre otras aportaciones, contribuyó de manera decisiva a la creación del propio Conacyt y del Sistema Nacional de Investigadores).

Otras asociaciones civiles como la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, y más recientemente la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia, son algunos ejemplos de que en Mexico existe una masa crítica de profesionales altamente calificados, cuya vocación y razón de ser es precisamente la comunicación de la ciencia.

Todos los datos anteriores permiten afirmar que llevar el conocimiento científico a la población es un tema sobre el que existe consenso. Puede haber diferencias en otros tópicos de la política nacional de CyT pero aquí no existen. El país lo necesita, pues la difusión de la ciencia es además un elemento de justicia social. Por ello considero que debe estar incluida en el capítulo de ciencia del Plan Nacional de Desarrollo y en el Programa Escpecial de Ciencia, Tecnología e Innovación.