Opinión
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AMLO: ¿y las comisiones, apá? // Siguen los abusos bancarios

A

rranca la siempre pomposa convención bancaria –la número 82– en Acapulco, Guerrero, y lo hace, tal cual sucede desde hace casi tres décadas, con un asunto toral e irresuelto: las abundantes cuan onerosas comisiones que las instituciones financieras cobran a su clientela.

Con nada se sacian, y lo peor del caso es que ninguna autoridad les pone freno. Desde la reprivatización salinista de la banca (1991-1992), el número de comisiones no solo se ha multiplicado, sino que su cobro se ha convertido en uno de los principales motivos de las altísimas cuan crecientes utilidades bancarias.

En 1995 (aunque, la evidencia era más que obvia desde el inicio de 1994) el sistema bancario mexicano oficialmente quebró, lo que llevó al gobierno zedillista a poner en marcha el rescate -igual de voluminoso que de ilegal- de los barones del dinero, a la par que trasladó la factura, íntegra, a los mexicanos, quienes casi 25 años después siguen pagando –y de qué forma– por los excesos de los amigos del régimen.

A partir de allí, y con el acelerador a fondo a partir de la extranjerización bancaria, las instituciones financieras no han dejado de aumentar el número de comisiones y el monto a cobrar. Y desde entonces, también, se escucha la súplica de la supuesta autoridad: señores banqueros, sin ánimo de molestarlos, serían tan amables de reducir, así sea mínimamente, el cobro por comisiones; por favorcito.

La respuesta ha sido la constante carcajada de los barones del dinero. Cómo olvidar la eterna tesis de Guillermo Ortiz, como Secretario de Hacienda, primero, y gobernador del Banco de México, después, en el sentido de que “la competencia en un mercado abierto y un mayor volumen de operaciones son las vías para reducir los precios de servicios financieros… Establecer topes a las tasas de interés y controles a las comisiones no funcionaría; los controles de precios no funcionan en ninguna parte del mundo”.

Pues bien, 24 años atrás, cuando Ortiz comenzó a manejar su tesis, 19 eran las instituciones bancarias en operación; al cierre del año pasado sumaron 50 y en ese periodo el número y monto de las comisiones no han dejado de crecer, siempre como respuesta al exhorto de la supuesta autoridad para que las reduzca.

De hecho, las cifras más recientes de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores detallan que en 2018 por cada peso que los bancos pagaron a su clientela por comisiones y tarifas, a ella le cobraron 2.56 pesos por los mismos conceptos. Y las primeras cifras de 2019 (enero) revelan que dicha relación se incrementó a 3.45 por uno, con todo y que apenas arranca el año.

Tampoco se puede dejar de lado que en noviembre pasado la bancada de Morena en la Cámara de Senadores presentó una iniciativa, por medio de la cual propone eliminar la mayoría de las comisiones que cobran los bancos por los servicios que prestan, pues es necesario acabar con los abusos de los bancos que operan en México, los cuales obtienen más de 30 por ciento de sus ganancias millonarias por medio de un sinfín de comisiones.

Pero ¡sorpresa!: dos horas después de presentar dicha iniciativa ante el pleno del Senado, el coordinador de la bancada morenista, Ricardo Monreal, anunció que no se dictaminará de forma precipitada y habrá un compás de espera para escuchar a inversionistas y banqueros, y aseguró no ser suicida ni perteneciente a hordas salvajes.

Al día siguiente, de cereza, el presidente López Obrador (que asistirá a la convención) dejó en claro que en la primera mitad de su mandato no habrá ninguna modificación al marco legal en relación con el funcionamiento de instituciones bancarias y financieras; la estrategia no es acotar a los bancos. Y se acabó, mientras las instituciones financieras no dejan de exprimir a su clientela.

Las rebanadas del pastel

¿Será que, por sentirse cómodo, el mandatario planchó el asunto de las comisiones en la casa de un buen amigo y tan-tan, o acaso porque apadrinó al hijo de un banquero, con el pederasta a un lado, y todo resuelto?

Twitter: @cafevega