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Ver día anteriorDomingo 10 de marzo de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Fragilidad

L

a fragilidad del gobierno de Jair Bolsonaro: El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, instauró un gobierno de su clan, duro y represivo, pero, precisamente por ello, muy frágil. En efecto, depende de los militares y del apoyo social y religioso que le dan los pastores evangélicos, pero debido a su política torpe, racista y socialmente revanchista, carece de un consenso sólido. Además, la mayoría electoral no votó por las ideas (o la falta de ideas) de ese oscuro capitán echado del ejército y aún más oscuro diputado. El pueblo brasileño había sido engañado y desilusionado por Lula, Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores, se movilizó en protesta contra la corrupción y las políticas neoliberales durante años y votó para castigarlos con el sufragio, no por una marioneta de las Fuerzas Armadas. Éstas aparecen como la institución estatal más sólida y prestigiosa, pero no pueden atarse ni a la reivindicación lisa y llana de la dictadura que fue derrocada por las huelgas y el odio popular ni al carro de Washington. Ahora, dice la Folha de Sao Paulo, Bolsonaro se ve superado por los acontecimientos. Por ejemplo, ante el cierre de la fábrica Ford en Sao Bernardo dos Campos, estado de Sao Paulo, que deja en la calle a millares de obreros a causa del derrumbe del mercado automovilístico en Brasil y en Argentina, le pide a esa trasnacional conciencia social, comprensión y gratitud porque el Estado la subsidió ricamente durante años. La emisora televisiva ligada a Bolsonaro y que siempre transmitió los carnavales, tan populares e importantes en Brasil, dejará de hacerlo porque el pueblo y las escolas de samba recuperaron para la fiesta el carácter inicial de las Saturnales romanas y los Carnavales medioevales, de crítica a los poderosos. En Rio de Janeiro, dice la Folha, el carnaval homenajeó a Marielle Franco, joven concejal trotskista, negra, lesbiana, favelada y luchadora por los derechos humanos. En Minas Gerais la gente bailó embarrada para protestar por el desastre de Brumadinho que dejó cientos de muertos, en Bahía, contra Bolsonaro, y en Porto Alegre le dio un librazo (miles de mujeres abrieron simultáneamente un libro y lo leyeron en alta voz). O Estado de Sao Paulo, como la Folha, es conservador y anti-PT y su oposición a Bolsonaro expresa la división intercapitalista que fragiliza al presidente. Por eso publica que los evangelistas están descontentos, pues no consiguieron ministros suficientes y dicen que Bolsonaro sólo habla con los militares y con sus hijos y, además, informa que la Justicia está averiguando por qué hay falta de luz en Sao Paulo.