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Buscará refrendar títulos en JP

Longoria se alegra de que haya relevo generacional en raquetbol
 
Periódico La Jornada
Miércoles 6 de marzo de 2019, p. a12

Paola Longoria, número uno de raquetbol profesional, aún le molesta perder. Si bien ya no sufre como cuando perdió el récord invicto en octubre de 2014, que mantuvo por más de tres años y 152 partidos, ganar se le hizo costumbre. Después tuvo algunos tropiezos más, pero cada vez le resultaron menos dramáticos: la potosina aprendió a convivir con el riesgo de fallar.

Este fin de semana, por ejemplo, perdió por primera ocasión en 13 años el campeonato nacional, selectivo para la Copa Panamericana, a realizarse en abril, y los Juegos Panamericanos de Lima, Perú, en agosto. Longoria fue derrotada en dos sets por la campeona mundial juvenil, Monserrat Mejía, quien ganó el derecho de representar a México como la raqueta estelar, el puesto que defendió durante más de una década Paola.

Ese tropiezo, sin embargo, no obstruye la meta de Longoria, que era conseguir los dos boletos, en individual y dobles, para defender su título panamericano.

Obvio, duele, porque soy una jugadora que se ha acostumbrado a las victorias, pero también he tenido que aprender de las derrotas, dice Paola, entrevistada durante el foro Forbes, las 30 promesas de los negocios.

Si cuando perdió la legendaria marca invicta lo vivió como una tragedia, en la que incluso se decía que pensaba abandonar el raquetbol, ahora sabe que en este nivel competitivo la derrota siempre sobrevuela la cancha.

Cuando pasó lo del récord fue el momento más difícil de mi carrera, confiesa; no entendía que podía tener una derrota en cualquier momento. Sin embargo, siempre lo digo: cada vez que piso una cancha está la posibilidad de ganar o perder.

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▲ Longoria asistió al foro Forbes, las 30 promesas de los negocios.Foto tomada de @paolongoria

No es fácil lidiar con un tropiezo cuando sólo se sabe ganar. Pero Paola ha aprendido a interpretar qué ocurre cuando las cosas no salen como planeó. Desde el principio tenía el propósito de conseguir los boletos para competir en Panamericanos en categoría individual y dobles. Lo consiguió, aunque le deja un escozor el logro como segunda al perder ante Mejía.

Iba por los dos boletos y lo logré, resume Longoria; “no fue como quería. No salí en mi mejor día; a Monse todo le salió bien, se ajustó a la cancha. No quiero que parezca excusa, pero cambiaron el orden de las finales, primero fue dobles y después singles, eso me descontroló; además sufrí hace poco de un desgarre y todo eso, quiera o no, influyó en mi desempeño”.

No se pierde en explicaciones. Está convencida de que lo que hizo Monserrat fue producto de que la competencia ha crecido en México, de lo cual, sin falsa modestia, se siente en parte responsable.

Creo que se está construyendo un legado, plantea; eso me da orgullo. El raquetbol no será eterno para mí; mientras me pueda mantener como número uno me quedaré, pero quiero retirarme ganando. Por otra parte, qué padre que venga una sucesora que pueda pelear por los primeros lugares y no suceda como en otros deportes, donde no hay relevo generacional. Está muy bien porque además le agrega buen sazón a la competencia.

Pese a la derrota, Longoria está de buen ánimo. Quiere refrendar sus títulos panamericanos de Guadalajara 2011 y Toronto 2015, en los próximos juegos en Lima 2019. Además, tiene una meta que está cerca de cumplir: llegar a los cien títulos en su carrera.