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Ver día anteriorMartes 19 de febrero de 2019Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Ciencia: confinamiento presidencial
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a semana pasada el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) estuvo nuevamente en el ojo de un huracán. Digo nuevamente, porque incluso antes de que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asumiera la Presidencia de la República se había producido ya un escándalo por la exigencia a la administración saliente de ese Consejo –que todavía estaba en funciones– de detener diversos programas, lo que significó la ruptura de la aparente armonía en la transición entre los dos gobiernos. Creo que deberíamos preguntarnos sobre las causas de estas reiteraciones.

Pero pasando a los hechos de la semana previa, fue muy desafortunada la interpretación del presidente López Obrador sobre lo que ocurre actualmente en los campos de la ciencia y la tecnología. Al ser interrogado en la conferencia de prensa del jueves 14 de febrero sobre las irregularidades en las contrataciones de algunos funcionarios en el Conacyt, respondió que hay toda una campaña: “Están muy molestos algunos del Conacyt (sic), los machuchones, porque hay mafias en todo, hasta en la ciencia; mafia –aunque parezca increíble– en la cultura, en la intelectualidad. Cotos de poder. Eran intocables, y también con sueldos elevadísimos, y tampoco con tanto nivel académico. Entonces se sienten desplazados”.

Hay investigadores con muy alto nivel entre los cuales hay varios premios nacionales de ciencia (algo que le gusta mucho presumir a AMLO), que han expresado críticas por el descuido en las contrataciones de personal en el Conacyt (irregularidades que al parecer aún no concluyen), o por los términos de la nueva ley que se pretende imponer en el Senado, a la que me referí aquí la semana pasada. Expresar sus puntos de vista es algo a lo que tienen derecho y no pueden ser catalogados por esa razón de manera ofensiva como integrantes de una mafia.

Lo que me hizo pensar la declaración del primer mandatario es que está atrapado, y que recibe información de un solo origen, una versión parcial de lo que ocurre realmente en el medio científico. Este confinamiento del Presidente es el que se trata de mantener a toda costa con la nueva Ley de Humanidades, Ciencias y Tecnologías, presentada hace algunos días, en la cual se eliminan los órganos de consulta al Poder Ejecutivo y la asesoría al Presidente queda sólo en manos del director o, en este caso, la directora del Conacyt.

Así, la versión que predomina en la Presidencia acerca de lo que ocurre en este Consejo, es la de una victimización. Se trata de una campaña en contra de Elena Álvarez-Buylla, se dice, lo que constituye un desplazamiento de la realidad que evita examinar si hay cosas que se están haciendo mal. Por ejemplo, en el caso de las personas que han sido contratadas de forma supuestamente irregular, si ese fuera un problema inventado por unos mafiosos, ¿por qué no continúan en sus puestos?, ¿por qué no hacer valer los argumentos que respaldaron esas contrataciones y defenderlas?

En su oportunidad, el Coordinador General de Comunicación Social, Jesús Ramírez Cuevas, reafirmó el tema de las mafias en la ciencia y nos presentó un nuevo capítulo de la historia sobre transferencias indebidas de recursos desde el Conacyt al sector privado, sin presentar aún datos sólidos, pero sí ubicando la trama en la marquesina de la corrupción, al señalar que involucra más dinero que la estafa maestra. Bueno, si eso es así –lo cual hay que demostrar, no sólo insinuar– ya debería haber denuncias penales y personas detenidas. Aunque debemos reconocer que en este caso hay un buen manejo del suspenso. Una cosa que tenemos que agradecer al vocero de la Presidencia es que reveló en esa misma ocasión que hay un respaldo del Ejecutivo a la propuesta de ley presentada por la senadora Ana Lilia Rivera.

En mi opinión, el tema central es precisamente la modificación de la Ley de Ciencia y Tecnología, pues lo que realmente está en juego es el diseño de la política de ciencia del primer gobierno de Morena, del sexenio de AMLO, o de la Cuarta Transformación, como se quiera ver.

En esta semana tan convulsa para el Conacyt, la buena noticia surgió en el Poder Legislativo. Ante la inquietud generada por la iniciativa de ley a la que nos hemos venido refiriendo, el coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Senadores, Ricardo Monreal, dio su palabra de que jamás se realizaría ningún cambio en la legislación sin antes escuchar a los profesionales de la investigación, considerando además que ciencia, tecnología e innovación son instrumentos principales para el desarrollo de la nación. En el mismo sentido se expresó la presidenta de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Senado, Beatriz Paredes Rangel, quien adelantó que se realizará una consulta amplia, pues no se trata de temas unipersonales, donde una sola voluntad exprese su voz, y se pronunció por un diálogo con todos los actores, que nos permita que sean decisiones democráticas.