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La CNTE y la abrogación de la reforma educativa
L

os viejos compañeros de gabinete posan para la foto. José Ángel Gurría y Esteban Moctezuma están felices y sonrientes. Muestran a las cámaras unas publicaciones, como si fueran las orejas de un toro cortadas después de una gran faena. Son unos estudios sobre la educación en México, elaborados por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

La mesa del estrado está adornada con un mantel color vino tinto con los logotipos de la nueva-vieja alianza: el de la Cuarta Transformación (4T), el de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el del organismo internacional. El director de la OCDE, José Ángel Gurría, quien fue canciller y secretario de Hacienda durante el sexenio de Ernesto Zedillo, justo cuando Esteban Moctezuma se desempeñó como secretario de Gobernación y de Desarrollo Social, celebra su triunfo: 12 nuevas recomendaciones para finalizar la mala planeación de la educación.

Para que no haya dudas sobre el alcance del acuerdo, el secretario de Educación informa que solicitó a la OCDE su colaboración con la dependencia gubernamental para elaborar propuestas concretas que sirvan en la transformación del sistema de educación superior.

El anuncio cayó como balde de agua fría entre muchos maestros. La OCDE fue un actor clave en el diseño de la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, contra la que se insubordinaron cientos de miles de trabajadores de la educación en el país. Es, con sobrada razón, una de las principales bestias negras del magisterio.

Moctezuma ha insistido en distintos foros que su presencia al frente de la SEP representa una ruptura con el pasado. Sin embargo, el nuevo matrimonio de la secretaría con la OCDE anunciado el pasado 10 de enero, manda a los maestros la señal de que hay una línea de continuidad entre las pasadas administraciones y ésta, indeseable para el magisterio.

Por ello, Wilbert Santiago Valdivieso, secretario de Prensa y Propaganda de la sección 22 del SNTE (Oaxaca), arremetió contra el organismo multilateral al anunciar el acuerdo de la asamblea estatal de la gremial de suspender clases el 25, 26 y 27 de febrero para trasladarse masivamente a Ciudad de México, en el contexto de los debates en el Congreso sobre una nueva reforma educativa. “Todo parece indicar –dijo– que nada más es un cambio para que todo siga igual. [La iniciativa gubernamental] mantiene el mismo enfoque del proyecto educativo del sexenio anterior. La OCDE sigue marcando el rumbo de un proyecto educativo con visión empresarial y colonial”.

Sus palabras expresan también la opinión de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). En su posicionamiento sobre la iniciativa de reforma educativa de la 4T, del pasado 2 de febrero, la coordinadora ve en la propuesta del nuevo gobierno la continuidad del proyecto educativo neoliberal, reforzado por la relación del secretario con la OCDE. Añade: La reforma peñista está vigente. La que está por venir no garantiza su abrogación en los términos que plantea el movimiento.

No se trata –como parecen creer algunos funcionarios– de que la coordinadora no quiere reconocer que ya triunfó, que a su interior permee la cultura de la derrota, o que los conservadores de izquierda que conducen al movimiento pretendan rebasar al nuevo gobierno. Nada de eso. Sus inquietudes tienen fun­damento. Llevan años estudiando y analizando los alcances de la reforma educativa de Peña. La conocen al detalle. Y pueden reconocer en la iniciativa del nuevo gobierno no pocas líneas de continuidad sustantivas con la norma parida por el Pacto por México.

“La iniciativa de ley con la que se pretende reformar los artículos 3, 31 y 73 constitucionales –señala la CNTE– no resuelve la abrogación de la reforma educativa vigente”. Ésta “parte de una visión neoliberal. Contempla términos como excelencia, que perfecciona el concepto infundado de calidad, que no son términos pedagógicos sino empresariales, planteados desde la perspectiva de la OCDE y Mexicanos Primero. Distorsiona el carácter universal y hu­ma­nizador que debe prevalecer en la educación”.

Según los maestros democráticos, la propuesta del nuevo gobierno sigue siendo punitiva. Le abre la puerta al cierre y la privatización de planteles educativos al promover la acreditación y certificación de escuelas y maestros. Condiciona la permanencia de los tra­bajadores de la educación de no cumplir los estándares e indicadores de estos procesos. Desaparece de la redacción del texto constitucional los niveles inicial, especial, educación física, educación para adultos y otras. Plantea una educación bicultural y bilingüe, en lugar de pluricultural, intracultural-plurilingüe e intercultural-bilingüe.

En su lugar, la CNTE reivindica la necesidad de un acuerdo nacional que recupere el proceso cultural de la educación para los mexicanos. Y propone otra educación sustentada en un enfoque humanista, integral, holístico, comunal, gratuito, público y equitativo, clasista, universal, nacionalista e internacionalista.

Twitter: @lhan55