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¿La Fiesta en Paz?

Insurgentes dependientes // Mazatlán, más muertos en las calles que toros en el ruedo

E

NTRE LAS DOCENAS de hipótesis que no voy a demostrar, pues me conformo con atestiguarlas y en no pocos casos padecerlas, está la siguiente: un país muestra baja autoestima y severa falta de unidad cuando, a) pavimentar calles y avenidas con materiales durables, se vuelve ciencia; b) señalizar visible y oportunamente salidas, entradas y desviaciones de esas vialidades, no está en el manual de procedimientos, y c) no elevar ninguna suerte de protesta colectiva ante tamañas negligencias exhibe, por lo menos, un bajo nivel de conciencia por parte de gobernados y gobernantes.

SI ESO OCURRE a diario en nuestras ciudades y en nuestras narices, con un elevado costo de movilidad vehicular, de consumo de gasolina, de contaminación atmosférica, de tiempos de recorrido, de deterioro vehicular, de accidentes de tráfico y de estrés colectivo –temas de los que no se ocupan los ecoanimalistas, preocupados por la suerte del toro de lidia–, ¿quién se va a andar ocupando de independencias y nacionalismos en materia taurina y de la alegre importación de momias de luces?

DOS DEFINICIONES, DOS. 1) Nación: toma colectiva de conciencia de una historia y de unos ideales compartidos, no sólo de individualismos autorregulados y acumuladores. El poderoso monopolio taurino que padecemos desprecia la rica historia taurina de México y pretende ignorar que somos la única réplica en el mundo a la personalidad de España en los ruedos. 2) Patria: la constituyen los lazos con el suelo y con los antepasados; la tierra de los padres y abuelos, de los muertos y de los vivos; de tumbas y cunas, principios, continuaciones y finales y, en medio, la mayor o menor conciencia de lo que somos, queremos, hacemos y aspiramos a ser. Ni españoles de segunda ni gringos de tercera: ¡mexicanos de primera! Claro, sólo si nos lo creemos y sabemos actuar en consecuencia.

LA CÁTEDRA ANTERIOR en descargo de la insurgencia matraquera de los ganaderos de lidia trabajando en su asamblea en San Miguel de Allende, Guanajuato, no Nevada, y en el 250 aniversario del natalicio (21 de enero) de Ignacio Allende, uno de los líderes de la Guerra de Independencia, es decir del levantamiento armado por la no dependencia de la corona española, un sublevado, un opositor del poder establecido, no por anarquista sino por considerar que un sistema político que no se basa en la justicia carece de sustento ético y de sentido humano. Veremos y diremos lo que concluyen los ganaderos trabajando al término de su 86 asamblea acerca de la situación actual de la fiesta y maneras de rencauzarla. O a lo mejor siguen llevando la fiesta en paz.

MAZATLÁN ES CUNA de mexicanos esclarecidos y toreros cojonudos –José Ramón Tirado, Manuel Laveaga, Los Forcados Mazatlecos, por citar–, pero ahora me entero, por un inteligente artículo de Jesús Rojas Rivera aparecido el portal De Sol y Sombra, de que el alcalde de ese puerto, Luis Guillermo Químico Benítez Torres, de Morena, asustado por un supuesto 4.84 por ciento del padrón electoral mazatleco, decidió cancelar la tradicional corrida de Carnaval, de los dos o tres festejos taurinos que quedan en ese estado.

“BENÍTEZ DECIDIÓ DOBLARSE –apunta Jesús Rojas–, accedió al capricho de los que se preocupan más por la vida de los toros que por su propia existencia. En Mazatlán el semáforo delictivo marca rojo para los delitos de secuestro y feminicidios; en lo que va de su administración han matado más mazatlecos en las calles que toros en el redondel en los últimos tres años”… Aguas, esto no es de derechas o de izquierdas, es de neuronas.