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Brotes de xenofobia en la frontera norte
 
Periódico La Jornada
Domingo 6 de enero de 2019, p. 11

La llegada de miles de migrantes centroamericanos a México y la tendencia cada vez mayor de buscar refugio en el país –ante la dificultad que implica intentar el cruce hacia Estados Unidos– está generando un panorama complejo en los estados de la frontera norte, debido no sólo a la falta de políticas públicas para apoyar a los indocumentados, sino también por el surgimiento de manifestaciones de xenofobia, advirtieron activistas especializados.

Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante de Saltillo, afirmó que la visibilidad pública generada por las recientes caravanas masivas dificultó los intentos de llegar a Estados Unidos de muchos otros trabajadores internacionales sin documentos, pues la reacción del gobierno de Donald Trump fue endurecer todavía más la vigilancia a lo largo de la frontera.

Dicha situación, sumada a las largas filas de espera para solicitar refugio en el país vecino, ha generado que cada vez más migrantes consideren la posibilidad de pedir una visa humanitaria y quedarse en México para buscar empleo en ciudades como Saltillo o Monterrey.

El resultado de ello, afirmó el activista, no sólo es una mayor cantidad de trabajo para los albergues civiles y religiosos que ayudan a los migrantes, sino también la aparición de brotes de xenofobia en ciudades donde la población se siente molesta por el ingreso poco ordenado de los éxodos de ciudadanos centroamericanos.

Nos ha costado mucho que la gente reflexione y vea la problemática que viven estas personas. Este año la disminución del apoyo en las colectas de ropa y zapatos fue drástica, porque muchos dicen que los migrantes son flojos y causan problemas, apuntó.

Por su parte, Marla Conrad, trabajadora social de la Iniciativa Kino para la Frontera, subrayó que el gran flujo de trabajadores internacionales en esta zona se hace todavía más complejo debido a que los gobiernos de los estados fronterizos no tienen políticas públicas para ayudarlos y obligan a que sea la sociedad civil haga el trabajo.

Antes podíamos ayudarlos un poco más a recuperar sus pertenencias, sacar sus identificaciones, acompañarlos a buscar trabajo para los que querían quedarse en Nogales, pero con esta nueva dinámica nos es más difícil y los deportados tampoco cuentan con apoyo del gobierno. Hay programas oficiales, pero casi no ayudan y los remiten otra vez a los albergues para que nosotros nos hagamos cargo, denunció.