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Ida Vitale y Sergio Ramírez departieron en la sesión Galas del placer de la lectura

‘‘Uno vuelve siempre al libro que leyó en la adolescencia’’, apuntó el narrador nicaragüense

Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 28 de noviembre de 2018, p. 6

Guadalajara, Jal., Las lecturas tempranas de Ida Vitale y Sergio Ramírez, dos de los escritores más reconocidos de la lengua española, se iniciaron con historietas de héroes con poderes sobrehumanos o con la estrategia militar de Napoleón descrita en La guerra y la paz, según contaron en la charla Galas del placer de la lectura, organizada por la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.

‘‘Yo inicié las lecturas al revés: a los 12 años leí La guerra y la paz, que me llevó a meterme en un mundo inusual y en un interés mucho más inusual, porque lo que me atrajo locamente era la estrategia de los ejércitos, de Napoleón. Esas batallas en las que yo no discriminaba quién era bueno y quién era malo”, dijo la poeta uruguaya.

‘‘Yo no comencé a leer de corrido páginas llenas de letras, sino de dibujos con globitos y eso me abrió el mundo de la imaginación. Los superhéroes que ahora han desaparecido porque eran muy misteriosos, en historietas que venían de Chile y Argentina y les llamábamos penecas, entre ellos estaba el capitán Marvel, quien era argentino y no estadunidense”, evocó Ramírez, narrador nicaragüense.

Luego, entre Julio Verne y Emilio Salgari, entre el autoaprendizaje en librerías de segunda mano (donde el pesaje y no el libro eran el criterio de valor económico), vendrían los amores literarios por Nicanor Parra, Julio Cortázar, Miguel de Cervantes o Gustave Flaubert.

Sergio Ramírez fue prudente y prefirió evitar hablar sobre autores contemporáneos, pero dijo que ‘‘uno vuelve siempre al libro que leyó en la adolescencia” y por sobre el temor de la decepción que tuvo con algunos otros, ha releído varias veces El Quijote y Madame Bovary.

‘‘También he aprendido a leer como escritor y no es ningún placer, porque uno toma un libro y quiere desarmarlo para ver cómo está hecho el juguete, lo que los españoles dicen verle los andamios al libro. Y eso ya no es placentero. Uno se acostumbra a leer aprendiendo”, compartió el premio Cervantes 2017.

Rayuela, de Cortázar, fascinó a Vitale

Ida Vitale recordó que una de sus primeras emociones en el plano literario y a la vez latinoamericano fue Julio Cortázar.

‘‘Lo primero que leí fue Rayuela y me fascinó que alguien pudiera hablar de una ciudad que era co-mo la mía, en un lenguaje que era como el mío, de alguien que estaba muy cerca y tenía un cierto humor controlado, una ligera ironía sobre la sociedad y sobre sí mismo.”

Después confesó que uno de sus grandes amores literarios fue el poeta chileno Nicanor Parra, con quien luego tendría el placer de convivir.

‘‘Alguna vez me lo encontré en la terraza de un convento en Italia, donde habíamos comido mi marido, mi hija y yo. En esa terraza había tumbas y mi recuerdo es el de Parra saltando entre las tumbas. ‘Yo quiero morirme y que me entierren aquí’, decía. Algo inolvidable y también poético, en un paisaje de campos verdes y al fondo la ciudad de Florencia”, rememoró.

También conoció a otro poeta chileno, que ganó el Nobel de Literatura. ‘‘A Pablo Neruda lo conocí y no me impresionó tanto, no saltaba entre tumbas”.