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Educación sexual en Honduras contra la violencia
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 25 de noviembre de 2018, p. 25

Abordar la educación sexual y reproductiva en las niñas y jóvenes contribuye a la igualdad de género y a disminuir la alta tasa de embarazo adolescente en el país centroamericano. En Honduras, la violencia contra la mujer se visibiliza, también, en el campo de su salud.

¿Saben qué es la menstruación?, pregunta una joven promotora con chaleco blanco a tres niñas, de 10, 11 y 13 años, que asisten a la charla de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el parque de la colonia López Arellano, una de las más conflictivas y donde se ubican un gran número de las escuelas de Choloma, Honduras.

Jennifer Noheli, de 13 años, asegura que sí sabe lo que es el periodo, en cambio su amiga mueve la cabeza en un signo de negación: No, yo no sé qué es la menstruación. En Honduras, la información relacionada con el desarrollo y la sexualidad es limitada, no solo por el tabú que existe alrededor del tema, sino por la falta de espacios para hablarlo.

Nosotras damos charlas sobre salud sexual y reproductiva. Algunos jóvenes solo quieren información sobre métodos anticonceptivos o saber más de las enfermedades de transmisión sexual. Otros, en cambio, se interesan por los servicios de atención sicológica y médica que ofrecemos en el centro de salud que queda a la vuelta. A los casos de violencia sexual, tratamos de acompañarlos para que reciban los Servicios amigables, donde dos sicólogas y una médica están dispuestas a atenderlos, cuenta Kendra Jordan, una de las promotoras.

Prohibición y violencia

Honduras es uno de los países con mayor cantidad de embarazos adolescentes en la región y uno de los pocos del mundo que todavía prohíbe rotundamente el aborto y la anticoncepción de emergencia, incluso en los casos de violación e incesto. Tampoco cuando la vida de las mujeres embarazadas corre peligro o el feto sufre malformación. Además, la mortalidad materna es muy alta: 129 muertes por cada 100 mil nacimientos, según la ONU.

La educación en salud sexual y reproductiva es uno de los componentes que MSF ha identificado como urgente para poder eliminar las barreras en el acceso a la salud de las mujeres y prevenir el número de embarazos no planeados, especialmente en la población adolescente.

Sabemos que las jóvenes no acuden a los centros de salud por temor a ser estigmatizadas. Para enfrentar esta realidad, creamos el espacio de Servicios amigables adaptado a la población adolescente, donde hacemos talleres, charlas y actividades culturales en espacios públicos, y, así, tener la oportunidad de ofrecerles consejería privada de salud mental o médica. Gracias a esto las consultas han aumentado. De enero a octubre 80 por ciento de los casos que atendimos en el centro de salud de la colonia López Arellano fueron menores de 19 años, dice Alfonso Apolinar, referente médico del proyecto de MSF en Choloma.

Las intervenciones preventivas, según Apolinar, tienen mayor impacto en los indicadores que las curativas. Por eso MSF decidió salir de los hospitales y visitar los lugares donde se reúnen adolescentes y niños a diario, como los parques y las escuelas.

Son cosas que uno piensa que sabe, pero no, dice Mayra, una de las madres que asistió al taller de MSF en la escuela de Agricultura del Valle de Sula. Lo que más me impactó fue saber que cuando una persona sufre violencia sexual tiene 72 horas para prevenir enfermedades y embarazos.