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Rechazan a guardias privados

Piden que renuncie la directora del Museo de Arte Virreinal de Guadalupe

Trabajadores sindicalizados advierten que se pone en riesgo el acervo

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▲ Aspecto del Claustro de la Pasión de Cristo, una de las salas del Museo de Arte Virreinal de Guadalupe (al sur de la zona conurbada de la capital de Zacatecas), que alberga más de 800 pinturas de los siglos XVIII y XIX. El recinto, contiguo al Ex Convento Franciscano de Propaganda Fide, fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 2010.Foto Alfredo Valadez Rodríguez
Corresponsal
Periódico La Jornada
Lunes 10 de septiembre de 2018, p. 32

Zacatecas, Zac., Trabajadores del Museo de Arte Virreinal de Guadalupe, adscritos al sindicato del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), exigen la renuncia de la directora del recinto, Rosa María Franco, quien asumió el cargo al inicio del sexenio de Vicente Fox Quesada (2000) y ahora, aseguran, pone en riesgo la integridad del patrimonio ahí resguardado, al contratar a empresas de seguridad privada sin perfil para esa labor.

Franco ‘‘se comporta como dueña, no como directora y administradora’’, consideró Francisco Carreón, secretario general del sindicato del INAH en el museo, el tercero más importante de México por su pinacoteca, que incluye cientos de cuadros de los siglos XVIII y XIX, sólo detrás de los museos de Tepotzotlán, estado de México, y Puebla.

Sindicalizados también acusan a Franco de realizar ‘‘modificaciones al contexto histórico del patrimonio arquitectónico’’ del museo y de violar acuerdos con el sindicato para llevar guardias privados.

Carreón sostuvo que en 2014 Franco intentó por primera vez llevar vigilantes de una empresa subcontratista, ‘‘pero el sindicato demostró que actuaba de manera unilateral y violaba reglamentos’’.

Agregó que en 2016 Franco contrató a ocho guardias de una empresa privada mediante un convenio nacional para sustituir a vigilantes capacitados del INAH, quienes se retiraron al promoverse por grado académico. Entonces, ‘‘alegando que no había dinero en este sexenio, las plazas quedaron congeladas’’.

Acotó que se requería personal de inmediato. Se llegó a un acuerdo y se autorizó a ocho de 16 elementos para cuidar estacionamientos y el área externa’’. Pero hubo problemas con las empresas de seguridad porque tienen alta rotación de personal (152 personas han ocupado los ocho puestos en menos de dos años) y a varios elementos ‘‘se les sorprendió embriagándose’’.

Además, se puso en riesgo el patrimonio, pues hubo varios asaltos en el estacionamiento del museo y robos en pleno día, pese a que había seguridad privada.

Aseguró que Franco viola el Reglamento sobre Condiciones Generales del Trabajo del INAH, que estipula que todo nuevo empleado de base ingresará mediante una selección de una comisión nacional mixta de admisión, en la cual autoridad y sindicato llegan a un acuerdo para contratar personal.

Pero lo que originó la protesta abierta de los trabajadores sindicalizados del INAH fue que a principios de junio pasado Franco ‘‘nos informó que el número de guardias privados aumentará de ocho a 14 para las 24 horas del día, fuera y dentro del museo.

‘‘Cuando hubo necesidad de cubrir los espacios de compañeros que se promovieron o pidieron permiso llegamos al acuerdo de que personal de seguridad privada entraría sólo a salas temporales’’, no a las áreas donde hay cientos de cuadros de arte virreinal de valor incalculable y que ahora ‘‘están expuestos’’.

A Rosa María Franco también se le atribuye realizar unilateralmente ‘‘supuestas remodelaciones que más bien fueron afectaciones al patrimonio, y modificaciones caprichosas a la museografía’’.