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Los de abajo

Morelos, organizado para recuperar la paz

N

o es nueva la organización de los pueblos del oriente de Morelos en contra del crimen organizado y sus complicidades con los diferentes niveles de gobierno, porque no es nuevo el hartazgo de ser víctimas de secuestros, asaltos, extorsiones y asesinatos sin que ninguna autoridad intervenga en su defensa. Como en el estado de Guerrero, las comunidades empezaron a organizar sus autodefensas y recientemente anunciaron la conformación de Comités de Vigilancia Comunales o Policías Comunitarias, estructuras para las que exigen respeto, pues forman parte de su derecho a la autonomía.

Como en muchas regiones del México de abajo, en las comunidades morelenses no se vive el festejo electoral. Aquí se organizan día a día para que nadie los mate o los secuestre, pues viven la peor ola de inseguridad de la que tengan memoria.

Aquí, advierten en el Manifiesto del Consejo de Pueblos Unidos del Estado de Morelos, grupos de delincuentes están sembrando el terror con amenazas, cobros de piso, asaltos, secuestros, abigeatos, robos de vehículos, a casas habitación, empresas, comercios, transporte público, extorsiones, violaciones, levantones y homicidios, con la complacencia o nula acción de autoridades estatales y municipales.

En el Consejo de Pueblos la población está fortaleciendo su organización, tanto que esta semana bloquearon la carretera de cuota Cuautla-Ciudad de México y la federal Cuautla-Yecapixtla durante más de seis horas, exigiendo el retiro inmediato del Mando Único y el reconocimiento de sus guardias en las labores de seguridad, además de la instalación de puntos de revisión y patrullaje permanente de elementos de la Marina en la zona de Cuautla, entre otras demandas.

Escribe la periodista Rosa Rojas que en la carretera de Tlayacapan a Totolapa “han aparecido puestos de vigilancia de autodefensas, barricadas en las que vecinos voluntarios –algunos armados con rifles– hacen guardia día y noche para controlar la entrada y salida de vehículos y personas a sus comunidades”. La situación es alarmante. ¿Qué tiene que pasar para que la población de Morelos pueda recobrar la paz? Por lo pronto ellos, los de abajo, no están con los brazos cruzados y exigen ser escuchados.

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