Sociedad y Justicia
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Nancy, vida de maltrato y abuso desde el primer día
 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de diciembre de 2017, p. 33

Nancy hoy tiene 40 años de edad y 10 de ellos los ha dedicado al trabajo en el hogar remunerado, en dos ocasiones consiguió el empleo por medio de una agencia especializada.

La última vez, con May Service, empresa que actualmente ya no existe, fue contratada como recamarera por un matrimonio joven. Durante los seis años que estuvo ahí la carga de trabajo se incrementó en forma gradual, pero constante, y con ello también los maltratos. De la agencia de empleos no recibió ninguna clase de apoyo.

Cuando la contrataron le informaron que compartiría actividades con otra compañera. Sin embargo, desde el primer día a ambas les asignaron más trabajo. Su empleo al principio era de planta, descansaba únicamente los domingos, después cambió a lo que se conoce con la figura de entrada por salida, se estipuló que el horario era de ocho a cinco de la tarde, pero éste no se cumplía, salía al menos a las 19:00.

El trato que recibió, expresó, fue muy malo. Señaló que prácticamente no tenían permiso ni para ir a la tienda, a menos que los señores necesitaran algo. Además, su compañera faltaba constantemente y ella tenía que hacer su trabajo.

Aunque terminaba muy cansada y molesta, no renunciaba porque pensaba en los beneficios económicos. Dentro de todo no nos pagaba tan mal, 10 mil pesos al mes.

El momento de quiebre fue cuando Nancy tuvo contacto con el Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar; donde le hablaron del contrato colectivo y de sus derechos como empleada. Ahí se le propuso que lo firmara para que ya no tuviera esta dificultad en cuanto a los horarios y sus actividades. En cuanto lo hizo, la despidieron.

Antes de irse de la casa los escoltas de la familia le revisaron el celular y sus pertenencias. Les di permiso de que lo hicieran porque la señora dijo que de negarme, si ella quería, me podía acusar de robo.

Con ayuda de la gente del sindicato logró que le pagaran su liquidación, aunque sólo le dieron lo correspondiente a dos años de trabajo; la tercera parte del dinero que le tocaba.

De la agencia de empleos no supo más: La busqué y fue cuando me di cuenta que ya no existía.