Los hermanos Reyes Huerta fueron deportados a México tras vivir 11 años en Atlanta, Georgia. Los agarraron cuando se dirigían al trabajo, frente a su casa. Francisco fue repatriado el 7 de septiembre después de estar 18 días detenido en diversos centros, su hermano Édgar duró cuatro meses, pues intentó arreglar su situación, “pero el abogado sólo les robó el dinero –le cobró 100 dólares– y jugó con sus esperanzas”.

El pasado jueves, en la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), mientras esperaba la llegada de Édgar, Francisco narró que la situación de los migrantes, al menos en la ciudad donde vivía, “es difícil... somos como lo peor que hay, es como una cacería de brujas.

Mucha gente me dice allá la vida es bonita y sí, pero se sufre mucho, no tienes nada y agregó: hay que vivir escondido. Explicó que ahora migración va a las casas. Tocan la puerta y si tú abres pierdes tus derechos, entran, se llevan a familias.

Francisco, de 30 años, también narró cómo vivió los 18 días antes de su regreso. En esos pocos días estuve en dos cárceles en Atlanta, después te trasladan a Florida, que son nueve horas de camino, de ahí a El Paso, Texas, luego a Nuevo México, ahí te tienen en lo que esperas el vuelo, y te regresas a El Paso de donde te avientan a la Ciudad de México.

Adentro, explicó, se sufre mucho, la verdad. Si no te paras a las cuatro de la mañana no comes hasta al mediodía, y si te pierdes esa, hasta las cuatro de la tarde. De comida te dan solamente un sándwich.

Francisco nació en la Ciudad de México, donde permanecerá por poco tiempo, dijo. Honestamente sólo espero a mi hermano. Se tiene que recuperar, pero yo creo que pasamos estas fechas con mi familia y ya después de eso Dios dirá.

Dijo que ya ha cotizado costos para regresar, pues en Atlanta lo espera su esposa y su hija, además de su madre y hermanos; Edgar, de 22 años, también dejó allá a su familia. “Ahorita te cobran (los coyotes) 11 mil 500 dólares y en cinco días llegas hasta Atlanta. La pasada, la llaman. Por la línea sólo caminamos como 25 minutos y todo lo demás es en carro”.

Otro caso es el de Jacob Ramírez Pineda, de 25 años, quien relató que es chef y que sin ningún motivo lo detuvieron. Al parecer, expuso, una gabacha me echó a la migra. Pasó 10 meses en prisión. No piensa regresar: Si tengo que migrar sería a Canadá a probar suerte en mi trabajo, porque aquí pagan muy poco.