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Luchará por lograr cambios de fondo en el deporte adaptado

Lenia Ruvalcaba, orgullosa de ganar oro para el judo mexicano

Espera que esta disciplina sea reincorporada a la Paralimpiada Nacional

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Lenia Ruvalcaba aspira a convertirse en entrenadora de judo y abrir una escuela para apoyar a los nuevos valores en el paísFoto Conade
 
Periódico La Jornada
Martes 20 de septiembre de 2016, p. a14

Con una sonrisa que parece nunca terminar, Lenia Ruvalcaba regresó ayer con el orgullo de haber conquistado una medalla de oro, la segunda para el judo del país –la otra la obtuvo Eduardo Ávila–, en los Juegos Paralímpicos Río 2016, luego de un trabajo de 12 años.

Que este deporte haya conseguido dos preseas doradas es muestra inequívoca de que se está trabajando adecuadamente, apunta la competidora, quien tiene entre sus planes regresar al país un poco de lo mucho que éste le ha dado.

Quizás crear una escuela para personas de escasos recursos, porque las familias deben sufragar el inicio de los competidores en estas disciplinas, por lo que de alguna forma quiere allanarles el camino.

Aunque no piensa en el retiro, pese a que el cambio generacional cada día le complica más su actividad deportiva, tiene planeado convertirse en entrenadora de judo, sea adaptado o convencional, porque se trata de ayudar a quienes vienen atrás para que alcancen el mejor nivel posible.

Recuerda que durante buen tiempo pensó que llegaría a la final en la categoría de los 70 kilogramos, donde se toparía con la brasileña Alana Martins, como le ocurrió, pero no se hizo menos.

Fue el sábado 10 de septiembre pasado cuando se concentró al máximo. Sabía que los jueces habían sido un poco parciales en favor de los suyos, y cuando vi que llegó el ministro de Deportes (de Brasil, Leonardo Piccini) creí que todo estaba ya preparado, pero cuál fue su sorpresa que gracias a su superioridad no dejó duda y al final se alzó con la victoria. Les agüé la fiesta, subraya.

Llegó a su mente todo lo que había pasado en su preparación. La plata de Pekín 2008 y quedarse sin medalla en Londres 2012, por lo que el dolor de la espinita clavada hace cuatro años se convirtió en su fuerza para alcanzar el máximo galardón paralímpico.

Con el premio de 3 millones de pesos –menos 600 mil de impuestos– a la medalla dorada que les confirmó el titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Alfredo Castillo, espera emprender un proyecto personal de enseñanza, aunque no quiere dejar de impulsar los cambios que este deporte necesita.

Por eso, en cuanto tenga oportunidad, junto con otros competidores, entablará un diálogo con el directivo para exponer lo que no está funcionando en el deporte adaptado en general y que se pueda lograr una restructuración a fondo.

Recuerda que el año anterior se determinó que ya no competirían en Paralimpiada Nacional, por lo que parte de su lucha será presionar para que el judo regrese al calendario.

A la judoca de 30 años no se le hace lógico que con tan buena representación en las justas paralímpicas, en el país se esté descuidando la creación de nuevos cuadros de judocas, que por lo menos en 10 estados del país se venía desarrollando y que ahora llegó a su mejor expresión con dos de las cuatro doradas que se obtuvieron en Río.

Aunque le gustaría llegar a Tokio 2020, por ahora la jalisciense debe atender planes personales, como titularse en la licenciatura de cultura física y deporte, hacer fuerte el movimiento que reivindique sus derechos como representantes nacionales e invertir adecuadamente su premio; descansará unos días, pero no se quedará cruzada de brazos.