Una noche Itzel Manjarrez perdió el sueño. Era una inquietud que interrumpió el descanso de la taekwandoísta calificada a Río, una impaciencia que hacía intolerable la espera por competir. Después de dar vueltas en la cama, se acercó a su compañera, la dos veces medallista olímpica María del Rosario Espinoza, y le preguntó si esa sensación le resultaba conocida.

–¿Te ha pasado? –le preguntó a su compañera con experiencia en dos Juegos Olímpicos.

–Es normal, es la ansiedad por la competencia. Lo mejor es tratar de hacer algo para olvidar el taekwondo y poder dormir –le respondió.

La ansiedad por competir de Itzel sólo era un reflejo de la pasión con la que vive su disciplina. La joven sinaloense que acude a su primera justa cuatrienal, a la que llega entre las mejores, dijo que vive con una idea fija que la acompaña a los entrenamientos, se la lleva a la cama y despierta con ella. No deja de pensar en la competencia y en disputar el derecho a subir al podio.

No es una simple ilusión, pues sabe que está clasificada entre las cinco mejores de su división (fly menos 49 kilogramos).

Me veo con una medalla olímpica. Sé que tengo posibilidades por mi trabajo y preparación, pero veo todos los escenarios posibles, dijo con la seguridad que le brinda el entrenamiento cotidiano, casi obsesivo.

En la primera ronda pelearía contra la competidora de Aruba, después podría ser la brasileña o la congoleña. Luego, con la tranquilidad y apego a la realidad reconoce que enfrentaría a la más peligrosa, la representante de China.

Es la más complicada, a esa no se le mueven ni las pestañas, pero creo que en el repechaje me podría ir bien, pronosticó.