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Realizan una manifestación en Cuernavaca contra la estrategia de seguridad

Demédicis encabeza marcha que exige: ¡Fuera Graco!

Acusa el gobernador de delincuentes a quienes no aceptan el mando único: senador

Encontraremos vínculos de actores políticos y El Carrete, insiste el mandatario estatal

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Manifestantes protestan en Cuernavaca contra el mando único policiaco y piden la renuncia del gobernador Graco RamírezFoto Rubicela Morelos Cruz
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Periódico La Jornada
Sábado 9 de enero de 2016, p. 11

Cuernavaca, Mor.

“Sí, soy de Los Rojos”, chacotea el senador Fidel Demédicis, enemigo político del gobernador Graco Ramírez, quien ha deslizado la especie de que algunos políticos opositores a su modelo de mando único policial tienen ligas con la delincuencia. “Más bien soy rojo, comunista, y me sé de memoria las Cinco tesis filosóficas de Mao Tse-Tung”.

Demédicis, ex profesor y activista del SNTE, encabeza un grupo del PRD que está en guerra con Graco Ramírez. Hoy es la figura, al frente de una marcha que, en teoría, exige justicia y seguridad para los morelenses, aunque los cartelones que mandó a hacer tienen una sola consigna central: No al mando único.

Acompañan al senador tres diputados locales y Enrique Alonso, de Tlaquiltenango, el único de 33 alcaldes que ha decidido presentar una controversia constitucional para evitar la imposición del modelo de seguridad del gobernador.

Se hace presente también, con un contingente pequeño, la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos (CMMC), que ha presentado una demanda de juicio político contra el mandatario estatal. La mayoría de los asistentes, sin embargo, son pobladores del interior del estado, de los municipios en que la expresión política de Demédicis tiene fuerza.

El grito más repetido a lo largo de la marcha es ¡fuera Graco!, nombre al que acompañan rechiflas y mentadas de madre, además de adjetivos como berrinchudo, demente, autoritario, rata y ambicioso.

Sólo Alberto Capella, el dos veces jefe de la policía de Tijuana que ahora encabeza el mando único, compite con Graco en los recordatorios familiares.

Por la mañana, según un informe del gobierno estatal, la Procuraduría General de la República cateó un rancho propiedad de Santiago Mazari, El Carrete, quien ha sido señalado por Graco Ramírez como líder de la banda delincuencial Los Rojos y como responsable de haber ordenado el asesinato de Gisela Mota Ocampo, alcaldesa de Temixco.

En el rancho, ubicado en el municipio de Amacuzac –vecino de Iguala–, se decomisaron, según el subprocurador de la PGR, Gustavo Rómulo Salas, la finca, caballos, vehículos y contenidos de menaje valuados en varios millones de pesos.

Salas vinculó el cateo de este día con la detención de varios miembros de la banda delincuencial, entre ellos Rubén Mazari, hermano y mano derecha de El Carrete, aunque el sujeto de marras fue aprehendido a principios de febrero del año pasado.

Aunque la detención era vieja, a la hora que la marcha arrancaba, Graco Ramírez aprovechó su cuenta de Twitter para seguir con el dedo en el renglón: “En las investigaciones de las detenciones realizadas encontraremos seguramente los vínculos de actores políticos y Santiago Mazari El Carrete”.

Uno de los actores políticos aludidos, el presidente municipal Enrique Alonso, le responde desde la tarima instalada frente al palacio de gobierno. Acusa al mandatario estatal de utilizar a la prensa comprada para culpar de pertenecer a la delincuencia a quienes no están de acuerdo con él y con el mando único.

¡Se llama así porque es el único que secuestra, roba y golpea a los morelenses!

El fondo del asunto, sigue el edil, son los mil 80 millones de pesos para seguridad que el gobernador quiere administrar en solitario.

Los diputados locales Anacleto Pedraza, Francisco Navarrete y Ricardo Calvo reciben aplausos porque están haciendo lo que el pueblo les mandó. Para el resto de los legisladores hay la amenaza de que iremos por ellos al Congreso del estado si deciden no iniciar el juicio político contra el gobernador.

A nombre de la CMMC habla el empresario Gerardo Becerra, quien en la anterior contienda por la gubernatura apoyó al candidato del PRI: ¡Morelos es más grande que la caterva de pillos que gobierna desde 2012!, dice, para luego recordar que en 1996 estuvo en esta misma plaza al lado de Graco Ramírez, para demandar la renuncia del entonces gobernador Jorge Carrillo Olea.

Ya no te conozco, Graco. Si te queda algo de dignidad, vete, con los bolsillos llenos pero vete ya, remata el empresario.

El ramplón regionalismo que ha acompañado toda la marcha (Graco, das asco, regrésate a Tabasco, en alusión a su lugar de nacimiento) es resumido por el diputado Anacleto Pedraza, quien decreta: No puede querer a Morelos quien no nació aquí.

De la parte de atrás surge un grito, por primera vez en la manifestación: ¡justicia para Gisela! Lo corean unos cuantos, pero nadie en el templete.

Es el turno del senador Demédicis, quien pinta a un gobierno que ha abandonado el campo, a los enfermos que requieren diálisis y a los jubilados. Tenemos 360 mil personas que sólo comen una vez al día. A los morelenses que no mata la delincuencia los mata la desnutrición.

Fuera de la retórica incendiaria, lo suyo es subrayar que Graco Ramírez ha violado la Constitución y varias leyes en su afán de imponer el mando único, para lo cual utilizó, y no se vale, el asesinato de la compañera Gisela Mota.

Gisela Mota, un feminicidio más

Es el único momento de su discurso en que le aplauden, pues, a saber por qué, el senador parece interesado en minimizar el homicidio de la presidenta municipal. Es uno más de la cadena de feminicidios que ha habido en el estado.

Demédicis ha hecho carrera política en Temixco. El anterior presidente municipal, Miguel Colín, es parte de su equipo político y ha sido señalado por el gobierno estatal como protector de delincuentes.

Y la sustituta, por ley, de Gisela Mota, la profesora jubilada Irma Camacho, es también parte de su grupo, además de su concuña.

El senador acusa a Ramírez de obligar a los alcaldes a aceptar el mando único con la especie de que el crimen organizado podría atentar contra ellos. El ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, por ejemplo, dobló las manos y hoy es escoltado, además de por los policías locales que ya lo acompañaban, por nueve integrantes del Ejército Mexicano.

Demédicis cierra el mitin. Pide un minuto de silencio por los cientos de desaparecidos, por los que han caído por las balas de los criminales y por los que han caído por las balas del gobierno.