Sociedad y Justicia
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Protegerá a la especie en toda su ruta migratoria, no sólo en la reserva de la biosfera

Desarrollan en la UNAM modelo de conservación de la mariposa monarca

Permite detectar y corregir puntos de vulnerabilidad para el insecto y darle un paso seguro

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La deforestación y herbicidas que matan la vegetación que alimenta a la mariposa monarca provocó una disminución de ejemplares en su ruta migratoria. En la imagen, en su santuario en el estado de MéxicoFoto Notimex
 
Periódico La Jornada
Viernes 8 de enero de 2016, p. 35

Cada otoño, millones de mariposas monarca recorren 4 mil kilómetros de Canadá a México para hibernar y reproducirse en la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, ubicada en los límites de Michoacán y estado de México, zona catalogada Patrimonio Natural de la Humanidad.

La migración de este insecto es considerado uno de los fenómenos más asombrosos del planeta. Sin embargo, la pérdida y degradación de su hábitat colocan a este especie en un grado de alta fragilidad.

Investigadores del Instituto de Biología (IB) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron un modelo de conservación de la ruta migratoria que conectará a la reserva de la biosfera y otras áreas de la Faja Transvolcánica Mexicana, con Texas, en Estados Unidos.

Víctor Manuel Sánchez Cordero-Dávila, director del IB y líder del proyecto, señaló que la idea surgió a petición del gobierno federal, mediante la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), como resultado de la reunión cumbre de los líderes de México, Estados Unidos y Canadá, celebrada en Toluca, en febrero de 2014, donde uno de los compromisos fue proteger la biodiversidad en América del Norte, en especial a la mariposa monarca, y preservar la ruta migratoria, la segunda más larga de un insecto.

En ese foro, las autoridades de las tres naciones señalaron que aquel año disminuyó la población que hiberna en México, casi 0.67 hectáreas, la cifra más baja desde que comenzó a estudiarse, en 1993. La mengua ha sido tal que de haberse presentado un evento climatológico adverso habría terminado con el fenómeno migratorio, aseveró el investigador universitario.

A diferencia de otras mariposas, que tienen un ciclo vital de 24 días, la monarca se caracteriza por su longevidad: llega a vivir hasta nueve meses. Gracias a ello, emprende la travesía anual desde tierras canadienses hasta los bosques de oyameles mexicanos –a una altitud de 2 mil 300 a 3 mil 500 metros sobre el nivel del mar– donde encuentra las condiciones ideales (temperatura, humedad y exposición a los rayos solares) para desarrollarse y aparearse.

En el trabajo, los universitarios encontraron varios elementos que han afectado esta migración. Uno es el uso excesivo de herbicidas, en particular por parte de agricultores de Estados Unidos y Canadá, para terminar con las asclepias (malezas de las que se alimenta la mariposa en su trayecto).

El reto, dijo Sánchez Cordero-Dávila, fue presentar una propuesta de protección que incluyera la preservación de rutas hacia México y de regreso al norte, particularmente en su paso por Estados Unidos, y no sólo limitarlo a la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, donde se habían centrado los esfuerzos de investigación. Éste es un componente que no se tenía contemplado, pero fundamental, y que el grupo de investigación del IB planteó, indicó.

Los universitarios han trabajado en los recientes 18 meses en colaboración con la World Wildlife Fund y la Conanp. Nos dimos a la tarea de evaluar la deforestación de la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca, para monitorear que esa franja esté mejor conservada para mantener un hábitat adecuado.

Se identificaron áreas prioritarias para crear una propuesta de conservación de la ruta con otros sitios de paso importantes hacia el norte. Como parte de esta aportación, los universitarios ubicaron entre 40 y 50 especies vegetales, que incluyen asclepias, que son fundamentales para su alimentación, pero al mismo tiempo espacios con encinos, pinos y oyameles que la monarca utiliza de percha para descansar.

El siguiente paso fue el monitoreo de las mariposas que llegaron desde octubre (regresan en marzo a Canadá), y a partir de ahí establecer puntos estratégicos para registrar la población, validar y refinar el modelo de conservación. El estudio demuestra que teníamos un modelo incompleto para conservar el fenómeno y que es necesario llegar a uno más integral.