Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 23 de agosto de 2015 Num: 1068

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El regreso a España
de Max Aub

Yolanda Rinaldi

Hiroshima
Sylvia Tirado Bazán

Fidelidad al plural
Valerio Magrelli

Quimera o vida:
Nerval y Dumas

Vilma Fuentes

Flannery O’Connor: la
parábola y la escritura

Edgar Aguilar

El nacimiento del
melodrama y la
muerte de la tragedia

Gustavo Ogarrio

El viandante
y los escritores

Jorge Bustamante García

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal

 

Jorge Moch
[email protected]
Twitter: @JorgeMoch

Asquerosos impunes

El Partido Verde Ecologista, que no es ni verde ni ecologista, sino guarida de ladrones y posiblemente donde se confecciona el gran próximo fraude electoral de México, violó sistemáticamente las leyes; se pasó por los destos al Instituto Nacional Electoral y se mofó de sus consejeros y de la sociedad. A cambio, recibió algunas sanciones económicas inmediatamente desactivadas por las mismas autoridades que debieron sentar un precedente primordial de castigo a delincuentes electorales como los que habitan ese falansterio criminal de yúniors: no pasó nada. El ine se confiesa incapaz de quitarle el registro aunque hay leyes específicas que así sancionan mucho menos de todo lo que ese partido ni verde ni ecologista se atrevió a hacer poniéndose de gorro a la máxima autoridad electoral. Allí siguen, tranquilos y campantes.

Francisco Javier Rodríguez Borgio es uno de los responsables de esa colección de trácalas que es la empresa Oceanografía. Dueño también de Grupo Gasolinero México, vinculado con robo de hidrocarburos a PEMEX; está prófugo y es buscado por la PGR y la Interpol con ficha roja en al menos 180 países. Pero lejos de pisar la cárcel, apareció hace poco en una fotografía “tras bambalinas” en España con el cantante Alejandro Fernández… y Angélica Rivera, la todavía mujer de Enrique Peña Nieto y sus hijas, en otra de las muchas “giras artísticas” posiblemente pagadas con dinero del erario. Ni tan buscado ni tan perseguido como se creería, Rodríguez Borgio tiene amigos poderosos y allí sigue, tranquilo y campante.

Manlio Fabio Beltrones, quien fuera duramente cuestionado por pasar cerca de tres horas en el avión en el que fue transportado el presunto asesino solitario de su compadre Luis Donaldo Colosio en 1993 (larga entrevista o interrogatorio o sesión de adoctrinamiento de la que seguimos sin saber nada) fue acusado por la dea de fuertes nexos con el narcotráfico. Veintidós años después, sigue ocupando puestos públicos y es uno de los hombres políticamente más poderosos. Ha colocado a su hija en puestos políticos de relevancia y se apresta a dirigir el pri aunque ello signifique los peores atrasos en materia de limpieza electoral (por lo pronto ya ha anunciado que demolerá la sana distancia, que en los hechos nunca ha existido, entre su monolítico partido y las instituciones gubernamentales). Nunca ha respondido por su indebida pero explicable fortuna y nunca rindió cuentas fiables respecto de los señalamientos que desde 1997 realizaron periodistas del New York Times que lo exhiben como protector del narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, conocido como el señor de los cielos. Se lo señala también como el responsable de negociar con Felipe Calderón que éste pudiera ser insaculado como presidente (cuando entró por la puertita trasera al Congreso) a pesar de las muchas evidencias del fraude electoral de 2006. Beltrones, a quien se conoce en el argot periodístico como Don Beltrone, en alusión a su pertenecía a la mafia política, allí sigue, tranquilo y campante.

Alejandro Iglesias Rebollo es un proxeneta, narcotraficante y asesino que ha sido además señalado como responsable de la muerte de muchas personas en los tugurios de su propiedad, quizá el más sonado el bar Lobohombo que se incendió en Ciudad de México y donde perdieron la vida decenas de personas. Es además señalado como dueño de centros nocturnos que en realidad son prostíbulos donde se esclaviza mujeres, como el infame bar Cadillac. Hay acusaciones directas que lo hacen responsable de asesinatos y violaciones. Sus víctimas lo identificaron a cabalidad. Hoy sigue prófugo. Tranquilo y campante.

En 2009 el cura católico Rafael Muñiz López, radicado en Xalapa, Veracruz, fue aprehendido en posesión de una enorme cantidad de pornografía infantil y como operador de una vasta red de depredadores sexuales. Lejos de enfrentar a la justicia, fue protegido por el arzobispo de Xalapa, Hipólito Reyes Larios y por un agente del ministerio público, Fernando Perea Escamilla, quien en 2011 fue insaculado como presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos. Por esa fecha Muñiz López desapareció y allí debe seguir, tranquilo y campante. Como sus protectores.

Y como estos “casos aislados” de perfectos perversos hay cientos o miles en el país. Mientras los mexicanos acá seguimos, tranquilos, campantes y enajenados con la porquería televisiva, el futbol y el fanatismo religioso, oyendo reguetones y tamboras de narco, felices e idiotas.

Viendo tele. Papando moscas.