Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 23 de agosto de 2015 Num: 1068

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

El regreso a España
de Max Aub

Yolanda Rinaldi

Hiroshima
Sylvia Tirado Bazán

Fidelidad al plural
Valerio Magrelli

Quimera o vida:
Nerval y Dumas

Vilma Fuentes

Flannery O’Connor: la
parábola y la escritura

Edgar Aguilar

El nacimiento del
melodrama y la
muerte de la tragedia

Gustavo Ogarrio

El viandante
y los escritores

Jorge Bustamante García

Leer

ARTE y PENSAMIENTO:
Tomar la Palabra
Agustín Ramos
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Alonso Arreola
Twitter: @LabAlonso

Natalia y Wilfrido toman café en Grecia

Al momento de escribirse estas líneas, la chelista Natalia Pérez Turner y el flautista Wilfrido Terrazas, destacadísimos en la música contemporánea mexicana, se están tomando un café al lado de la Acrópolis de Atenas. Han llegado a Grecia para celebrar la obra del poeta Dionysios Solomós (1798-1857), conocido por haber compuesto el texto Imnos eis tin Eleftherían (Himno a la Libertad), más tarde incorporado al himno nacional de aquel país. En la foto se les ve alegres, conscientes de una aventura estética que recién comienza. Sospechamos que el proceso para llegar allí no ha sido fácil, pues en nuestro país importa menos lo que merezca un planteamiento artístico que la habilidad para sortear laberintos y minotauros de cuello blanco.

Así, salvo lo que nos comparta y corrija luego el amigo y experto en poesía griega que habita las páginas de este suplemento (Francisco Torres Córdova) a propósito de la relevancia en la obra de Solomós durante los siglos XIX y XX, querida lectora, lector, pensamos que la incursión de Wilfrido y Natalia en aquellos lares no debe pasar desapercibida en México. Ambos son prolíficos e inquietos; ambos son necesarios para completar el panorama sonoro de una sociedad que requiere nuevas formas de escucharse a sí misma. De allí nuestras palabras de este kiriakí (domingo).

El proyecto que llevan se llama The Lights of Zakynthos (“Las luces de Zante”, isla del Jónico donde nació Solomós), una propuesta de Terrazas para el Ionion Center for the Culture and the Arts, institución en la que ya hizo residencia durante 2012 con apoyo del Fonca y el Conacyt.  Su idea es  estrenar un conjunto de obras inspiradas en la poesía de Solomós, compuestas para la ocasión por los autores Thanos Chrysakis y Nickos Harizanos, así como por él mismo. Las presentaciones ocurrirán justo en estos días en Cefalonia (sede del Ionion Center), Zákynthos (sede del museo que honra al vate griego) y Atenas, ciudad en donde además realizarán talleres y colaboraciones con otros artistas locales por invitación del Centro Griego para la Investigación de la Música Contemporánea (KSYME).

Antecedente importante es que Wilfrido y Natalia son miembros del colectivo chilango Generación Espontánea, “antibanda de improvisación libre”, con el que han realizado múltiples presentaciones en foros de muy diversa índole (del Centro Nacional de las Artes a Bucareli 69, pasando por museos y espacios atípicos que audazmente invitan a una “escucha activa”). Él también es miembro del grupo Liminar y ha estrenado cerca de trescientas obras para flauta, una cifra encomiable que nos dice lo respetado que es su trabajo dentro y fuera de México. Por ello se ha presentado en Estados Unidos, Sudamérica y Europa y ha sido invitado a dar clases en el Conservatorio de las Rosas de Morelia y en el área de música experimental de la Escuela Superior de Música en el DF, donde impulsa al ensamble Sonidero 13. Tiene tres discos como solista (Open Cages, Bóreas y Bug/ge/d) y más de veinte como invitado.

Natalia, por su lado, ha sabido navegar con el chelo por una gran cantidad de géneros. Lo mismo se le ha visto improvisando en una galería, integrada ella misma a una exhibición (“La cellista es una instalación”), que tocando en los jardines de la Casa del Lago o bluseando al lado de Betsy Pecanins. Ha sido becaria del Fonca y miembro de diversos ensambles de música contemporánea, lo que la ha llevado a sonar en el Foro Internacional de Música Nueva Manuel Enríquez, en el Festival Cervantino y en el Festival Música y Escena, entre otros. Además, trabaja habitualmente con artistas de otras disciplinas (teatro, danza, poesía, cine y video). En 2011 viajó a Francia y se presentó en Reencontres de Theatre Papier, con Cocinando con Leonardo, obra donde no sólo estuvo a cargo de la música sino de la que es coautora. Ese mismo año se presentó en el Centro Pompidou de París con la poeta Rocío Cerón. ¿Cuál fue su paso por la Academia? Estudió en el Centro de Investigación y Estudios Musicales (CIEM), en el Conservatorio Nacional de Música y en la Escuela de Perfeccionamiento Ollin Yoliztli, así como la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh y en la Guildhall School of Music de Londres.

Dicho esto, esperamos que el viaje de Natalia y Wilfrido tenga un efecto dialéctico y duradero entre México y Grecia, dos países afectados por distintas formas de violencia extrema. Y ojalá que el café que hoy beben en la Acrópolis sea envión para que, como dijera Odysseas Elytis, les amanezca “un segundo día en el día”. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos.