Editorial
Ver día anteriorJueves 9 de julio de 2015Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Industria automotriz: inseguridad inaceptable
A

lejandro Furas, secretario general del Programa de Evaluación de Autos Nuevos para América Latina y el Caribe (Latin NCAP, por sus siglas en inglés), aseguró que los automóviles fabricados en México para ser comercializados en el mercado interno no cumplen con los estándares mundiales de seguridad. El directivo de esa organización afirmó que esta situación prevalece pese a que 80 por ciento de los automotores producidos en el país son destinados al mercado de exportación y satisfacen los más altos requerimientos en este renglón, por lo que la industria cuenta con capacidad para ofrecer los mismos niveles de seguridad a los consumidores nacionales, sin afectar la llegada de nuevas inversiones.

Furas señaló que la norma mexicana en la materia permite a los fabricantes colocar en el mercado interno vehículos que no cumplen con los parámetros exigidos en los países de origen de las compañías automotrices y, lo más preocupante, que el nuevo marco legal que se está elaborando ignora las normas de seguridad establecidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Un ejemplo de la gravedad de la situación es que el Tsuru de Nissan, el cuarto modelo más vendido en México y ampliamente utilizado por flotillas de taxis, no obtiene una sola de las cinco estrellas que otorga la NCAP debido a que, en caso de colisión, el área donde viajan el piloto y los pasajeros resultaría totalmente destrozada.

La situación descrita resulta en todo punto inaceptable. El doble rasero entre los estándares de seguridad que cumplen los vehículos de exportación destinados a países del primer mundo y los que se distribuyen localmente refleja el desinterés de las compañías automotrices por la integridad física de sus consumidores mexicanos. A la vez, las deficiencias regulatorias en el marco legal de nuestro país indican una grave indiferencia de las autoridades para con la seguridad y la vida de los ciudadanos.

No hay un argumento económico que pudiera justificar la prevalencia de estas anomalías, pues se debe anteponer la vida humana a cualquier consideración de lucro; pero abona a la indignación que ocurra esta grave falla incluso cuando existen todas las condiciones técnicas para remediarla.

El gobierno mexicano debe atender el exhorto a igualar sus requisitos de seguridad automotriz con los estándares mundiales fijados por la ONU. Por su parte, la industria automotriz instalada en nuestro país no debería esperar a que un cambio legal la obligue para ofrecer a todos sus clientes nacionales la misma calidad que lleva al extranjero.