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Fue un manantial de agua fresca; siempre apoyó a El Colegio Nacional, señala Novaro

Concluyeron las charlas alrededor de la vida y obra del poeta José Emilio Pacheco
 
Periódico La Jornada
Viernes 3 de julio de 2015, p. 5

En su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, José Emilio Pacheco (1939-2014) dijo: “Nos rodean una ciudad y un país en ruinas. Por dondequiera vemos la devastación y la miseria (…) Pocos lo saben y a nadie parece importarle; pero en las condiciones actuales la supervivencia de ese vestigio (el lugar donde se fundó la Academia de Letrán) adquiere otra significación y es un ejemplo de la fragilidad que sobrevive cuando lo más firme se ha desplomado”.

Era el 10 de julio de 1986. Han pasado casi 20 años de ese discurso. El escritor, traductor, poeta, ensayista y premio Cervantes falleció el 26 de enero de 2014. Sin embargo, José Emilio Pacheco, lo hemos visto en estas charlas y con la presencia del público, ha sobrevivido en un país que nos parece en ruinas, dijo el escritor Juan Villoro al concluir el homenaje al autor de Las batallas en el desierto, en El Colegio Nacional y que llevó por título La memoria encendida. Entre el público estaban la esposa e hijas del escritor, Cristina, Laura Emilia y Cecilia.

En la última sesión, dedicada a hablar no sólo de su obra, sino de su paso por esa institución, participaron de manera presencial el arquitecto Teodoro González de León, el físico Octavio Novaro, el historiador Enrique Krauze y Villoro como moderador. El escritor y ensayista Gabriel Zaid envió un mensaje y el artista Vicente Rojo estuvo presente a través de Circos, video realizado por Vicente Rojo Cama con la obra compartida por Pacheco y Rojo titulada así, Circos. En ella, Vicente Rojo creó Circo dormido, a partir de los poemas de Circo de noche.

La sesión abrió con ese video en el que, mientras pasan las imágenes, el poeta y editor Marcelo Uribe lee los versos de José Emilio Pacheco.

Teodoro González de León se refirió a la preocupación constante de José Emilio Pacheco por la ciudad, sus calles, la contaminación. Cuando nos encontrábamos casi siempre hablábamos de las ciudades y sobre todo de la nuestra, que conoció a fondo.

En un videomensaje, el físico Octavio Novaro señaló que José Emilio Pacheco fue un manantial de agua fresca que siempre apoyó a nuestro Colegio Nacional.

Por cuidar la obra del personaje

Gabriel Zaid, en un discurso leído por Juan Villoro titulado Inventarios, se refirió a la poesía, las traducciones y la narración de Pacheco, pero sobre todo a la necesidad de cuidar la obra de quien también fue profesor universitario.

Hay que cuidar su obra como él lo hizo, respetando los libros que el mismo organizó y revisó, pero recogiendo lo que está a la deriva, por una parte lo que haya dejado inédito, incluso grabaciones de sus conferencias, participaciones en mesas redondas, declaraciones, entrevistas.

De su prosa “cuidada y publicada por él mismo pero dispersa hay que hacer inventario y proceder a la pepena (…) De esa cantera pueden salir después las ediciones, ya no se diga las consultas de lectores e investigadores.

“La única intervención inicial sobre el material escaseado sería añadir la fuente detallada como en la ficha bibliográfica de un artículo, no hay que esperar a terminar para ir haciendo cederrones sucesivos cada vez más completos que circulen entre los colaboradores del proyecto, cuando el avance lo justifique se puede crear un sitio de Internet interactivo para ampliar las oportunidades de consulta y colaboración. Con buenos cimientos se puede construir algo perdurable.”