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Infancia y Sociedad

Hartos de corrupción

M

adrid. Publicado recientemente en España por la Editorial Herder, Hartos de corrupción es un libro que reúne entrevistas y textos contemporáneos y clásicos. El compilador es Miquel Seguró, doctor en filosofía por la Universitat Ramon Llull, licenciado en humanidades por la Universitat Pompeu Fabra e investigador y profesor de la cátedra Ethos.

En este libro se dan cita las opiniones de pensadores contemporáneos y antiguos unidos por un nexo común: la corrupción, su origen y naturaleza, así como las posibilidades de eliminarla de nuestras sociedades occidentales. ¿Qué es la corrupción?, ¿qué daño hace?, ¿es justificable? Son algunas preguntas que intenta responder este libro, en el que podremos evidenciar que, pese a ser tema de rabiosa actualidad, es atemporal, tan unida al ser humano como sus instintos más ancestrales. Hay pensamientos de Platón, Cicerón, Aristóteles y de filósofos actuales que dan cátedra en las importantes universidades de Europa.

¿Tenemos claro qué es la corrupción? Según Victoria Camps, catedrática emérita de la Universidad Autónoma de Barcelona, podría definirse como la prioridad del interés privado frente al público. Es la visión más cercana al problema y la que sostienen la mayoría de los filósofos y no filósofos. Cuando en los asuntos públicos se introducen intereses privados, el mal ya está hecho porque el mayor peligro de la corrupción es que debilita excepcionalmente las bases del sistema, más aún en la democracia. Con el germen de la corrupción en sus venas, ella pierde capacidad.

El poder corrupto no puede ser creído, ejercido o respetado; no goza de confianza y legitimidad y así se resquebraja, y corre el riesgo de convertirse en normal, aceptada, común; un vicio tan admitido que termina transformando al paciente en enfermo crónico de un mal del que jamás podrá librarse; es el caso de México.

Aunque diversos estudios dicen que la corrupción se da más en países donde la desigualdad es mayor y que el estado de bienestar es una garantía contra ella, podemos afirmar que la impunidad creciente alimenta y fortalece a la corrupción. Impedirla en México, trátese de quien se trate, puede ser la gran vacuna contra la corrupción generalizada que padecemos. Probablemente hay un compendio de factores que la producen, entre los que destaca la falta de confianza en los demás miembros de la sociedad. Ese parece el caldo de cultivo perfecto: Hagámoslo antes de que otro nos lo haga. La corrupción es un asunto humano que se enseña desde la infancia y se aprende y fomenta en la familia, entre amigos y parejas, y sólo puede acotarse con educación ética (y estética) y vigilando que no haya impunidad.