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Momentum: arte cinético, óptico y geométrico
Pablo Goebel se estableció como art dealer hace quince años en su espacio conocido como Pablo Goebel Fine Arts en Polanco. Hace unas semanas abrió las puertas su segunda galería también en Polanco, en la calle de Taine 212, con una muestra colectiva de más de treinta artistas de diferentes generaciones y nacionalidades reunidos en torno al arte cinético, óptico y geométrico. Tras tres años de organización, Goebel ha logrado traer a México más de ochenta piezas de los artistas más importantes de los movimientos cinético y óptico surgidos a mediados del siglo pasado, en diálogo con diversos artistas de la abstracción geométrica de nuestro país. El resultado es una ambiciosa presentación de una pléyade de piezas representativas de estas tendencias con la participación de los artistas pioneros hasta las generaciones más recientes que siguen investigando por estos senderos.
Corina Höher
Antonio Asís
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El término “arte cinético” aparece por primera vez cuando el artista ruso Naum Gabo –considerado el precursor del movimiento– en su Manifiesto realista (1920) rechaza “el error heredado del arte egipcio que veía en los ritmos estáticos el único medio de creación plástica” y quiso reemplazarlo por los ritmos cinéticos con “formas esenciales de nuestra percepción del tiempo real”. El nombre tiene su origen en la rama de la mecánica que investiga la relación que existe entre los cuerpos y las fuerzas que sobre ellos actúan. Así se desarrolla la tendencia de evocar en escultura y pintura la sensación de movimiento. El arte óptico, mejor conocido como Op Art, se diferencia del cinético porque el movimiento que intenta producir en el espectador es puramente sensorial-óptico, ya que las obras son totalmente estáticas. Lo que se crea es una sofisticadísima ilusión visual. Uno de los precursores de este movimiento es el célebre pintor y escultor Víctor Vasarely (Hungría, 1906-Francia, 1997) y está representado en la muestra con varias pinturas. En su exploración de la mirada a través del color y el movimiento, muchos artistas siguieron las teorías de Merleau-Ponty en su Fenomenología de la percepción, texto que se convirtió en un clásico en los años sesenta.
Jesús Rafael Soto |
En la década de los cincuenta surgen en Sudamérica varios artistas interesados en las investigaciones plásticas cinéticas y ópticas y las principales figuras emigran a París, donde desarrollan una exitosa carrera: los argentinos Julio Le Parc (1928), Antonio Asís (1932), Martha Boto (1925) y Luis Tomasello (1932), así como los venezolanos Carlos Cruz-Diez (1923), Jesús Rafael Soto (1923) y Dario Pérez-Flores (1936), son figuras determinantes de esas tendencias y están presentes en la exposición con varias piezas. Ya en años anteriores, Pablo Goebel había organizado dos exposiciones individuales de Jesús Rafael Soto (2006) y Cruz-Diez (2008). En esta ocasión, la pléyade se complementa con artistas provenientes de diversos países y generaciones como Ludwig Wildung (Alemania, 1927), Yaacov Agam (Israel, 1928), Francis Celentano (Estados Unidos,1928), Omar Rayo (Colombia, 1928), Matti Kujasalo (Finlandia, 1946), Yoshiyuki Miura (Japón, 1958), Wolfram Ullrich (Alemania, 1961), Elías Crespín (Venezuela, 1965), Vincent Leroy (Francia, 1968), Emanuela Fiorelli (Italia, 1970), Rafael Gomezbarros (Colombia, 1972), Enrique Rosas (México, 1972), Tom Chamberlain (Reino Unido, 1973), Corina Höher (Venezuela, 1987).
Víctor Vasarely |
Como asociación libre, Pablo Goebel hace dialogar el arte cinético y óptico con algunos representantes de la abstracción geométrica en México, como Manuel Felguérez, Kasuya Sakai, Myra Landau, Santos Balmori e incluye unos interesantes dibujos de Pedro Coronel totalmente atípicos. Asimismo, incluye una obra de Demian Hirst realizada con puntos multicolores que, a mi parecer, no tiene mayor expresión en cuanto a movimiento o efecto lumínico, pero es una obra de gran equilibrio visual.
Entre esta diversidad de artistas destacan las piezas de Soto, Le Parc y Cruz-Diez; no en vano son ya autores clásicos en el arte cinético y óptico. Entre los más jóvenes llaman mi atención Enrique Rosas, artista pluridisciplinario que explora las conexiones entre arte, ciencia y tecnología, y la más joven de la muestra, Corina Höher, que forma parte del Atélier Cruz-Diez y cuya exploración formal en el arte óptico arroja formas elegantes de una gran belleza visual. Es una exposición disfrutable que muestra que estas tendencias surgidas hace ya medio siglo siguen evolucionando con aires nuevos y refrescantes.
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