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La entrevista: comedia, hackeo y la niebla
de la ciberguerra (I DE II)
Los guardianes de la paz
De acuerdo con la empresa Sony Pictures Entertainment, el lunes 24 de noviembre
pasado su red computacional local fue hackeada. Los responsables del ataque
robaron terabytes de información que después postearon en sitios públicos para
ser bajados por cualquier persona de forma gratuita. Entre la información había
miles de documentos confidenciales, correos electrónicos entre ejecutivos y actores
en donde se burlaban e insultaban a numerosas celebridades, incluyendo al
propio presidente Obama. Asimismo,
postearon cinco películas aún sin estrenar
y borraron toda la información de
las computadoras de la empresa, dejando
un mensaje con la amenza de que, en
caso de no cumplir sus demandas, liberarían
más información, firmada por el
grupo #GOP (Guardians of Peace). En
poco tiempo los medios responsabilizaron
al régimen de Corea del Norte, el
cual supuestamente deseaba impedir
el estreno de la película La entrevista (Seth Rogen y Evan Goldberg), en la que
James Franco y Rogen son el conductor
y productor, respectivamente, de un
programa sensacionalista que obtiene
una entrevista con Kim Jong-un, en
Pyongyang, pero son reclutados por la
CIA para asesinar al dictador. Supuestamente
los hackers exigieron que no se
exhibiera ese filme, ya que de hacerlo
habría ataques al estilo del 11 de septiembre.
La amenaza tuvo efecto inicialmente,
pues Sony suspendió el estreno
cuando varias cadenas de cines decidieron
no exhibir la película. Obama criticó
la decisión del estudio y en un giro inusual
aseguró que las agencias de espionaje
estadunidenses tenían la seguridad
de que el ataque había sido obra
de hackers norcoreanos. Es de imaginar
que la cinta, una comedia ridícula, con
un par de buenos momentos y ocurrencias
cáusticas, pero repleta de chistes
escatológicos y genitales predecibles
hubiera pasado relativamente
desapercibida, sin embargo estas circunstancias
la transformaron en una
especie de monumento a la libertad de
expresión y a ser comparada con El gran
dictador, de Chaplin (1940). La película
finalmente sí se exhibió en varios cines
y en streaming, rompiendo el récord de
ganancias para un filme en internet: 15
millones de dólares en cuatro días y más
de 3 millones en salas, lo cual sumado
está muy cerca de los 20 millones proyectados
originalmente para el estreno
en cines.
¿De dónde vienen los hackers?
Las cosas han cambiado en internet y
rara vez para bien. Hace algún tiempo
nos referíamos a los hackers como genios
de la programación que operaban
más allá de los límites de la legalidad, y
que eran capaces de burlar sistemas
de seguridad, descifrar artificios de protección,
burlarse de los prepotentes,
inquietar a los poderosos, poner en evidencia
a los corruptos y combatir a los
enemigos del potencial liberador de
internet. Por otro lado, se denominaba
crackers a aquellos que empleaban sus
destrezas computacionales para robar,
sabotear y chantajear. Hoy esas distinciones
parecen olvidadas. El grupo
Anonymous, así como Julian Assange,
Edward Snowden y Chelsea Manning
convirtieron al hacker en un personaje
glamoroso que igualmente revela
crímenes de guerra que disemina fotos
privadas de celebridades desnudas.
Lejos de ser un justiciero abnegado, el
hacker es un personaje antiinstitucional,
un rebelde y un transgresor, atributos
que no se cultivan bien en un régimen
opresor como el de Kim Jong-un.
La cultura hacker nunca será producto
de un estado burocrático, hambreado y
sin imaginación. Un ejército de zombis
militares con terminales no puede hacer
mucho más daño que un amplio
ataque de negación de servicio (es decir
saturar servidores con numerosas solicitudes
hasta bloquearlos). El acceso
que tiene Norcorea a internet es mínimo
y frágil (como demostraron quienes
desconectaron al país por más de un día
el 22 de diciembre), y difícilmente serviría
para lanzar un golpe de esta magnitud
y complejidad. Este es un país con
poderío nuclear (tecnología de los años
sesenta), pero al mismo tiempo muy
poco acceso a innovaciones digitales.
Es improbable que la división de “ciberguerreros“
juche cuente con los requerimientos
de infraestructura, la sofisticación
técnica y el dominio de la
cultura de la fama y la celebridad para
lanzar una acción semejante. Además,
hasta el más torpe de los tiranos sabría
que corría el riesgo de convertir a un
filme inocuo en una cause célèbre.
Hackers mercenarios
¿Pudo ser este un ataque financiado por
Norcorea y llevado a cabo por hackers en otros países? Sí, pero hay señales que
ponen en entredicho esa hipótesis.
(Continuará)
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