Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 11 de enero de 2015 Num: 1036

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Quién si no las moscas pueden mostrarnos
el camino

Carmen Nozal

En capilla
Agustín Ramos

Vicente Leñero la exploración fecundante
Miguel Ángel Quemain

El acto de fe de
Vicente Leñero

Estela Leñero Franco

Vicente Leñero: lecciones
de periodismo narrativo

Gustavo Ogarrio

Columnas:
Galería
Alessandra Galimberti
Jornada Virtual
Naief Yehya
Artes Visuales
Germaine Gómez Haro
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Paso a Retirarme
Ana García Bergua
Cabezalcubo
Jorge Moch
Prosaismos
Orlando Ortiz
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
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La Jornada Semanal

 

Jorge Moch
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Twitter: @JorgeMoch

La rebatinga

Por fin dejamos atrás ese fatídico 2014 que parecía colofón de tantos malos años que llevamos padeciendo los mexicanos con los fallidos gobiernos de los últimos –al menos– cinco presidentes. Pero como decía un mamarracho de la televisión, aún hay más: la seguridad pública sigue siendo espeluznante violencia cotidiana en muchas ciudades asoladas por balaceras, robos, levantones, secuestros, misteriosos estallidos de “una acumulación de gas” y un trasiego, que no se detiene ni descansa, de drogas, armas, gente para las cadenas de la esclavitud sexual y laboral, fauna silvestre, gasolina robada a ductos de Pemex, y todo ello en un activo tianguis de impunidades, influencias y vulgares cacicazgos. Transparencia y honestidad siguen y al parecer seguirán siendo utópicas estaciones de un futuro inalcanzable, aunque el papanatas en turno, a pesar de que sobre su propio colodrillo pesan sendas acusaciones de turbios manejos en licitaciones públicas que habrían arrojado a su regazo –al menos lo que se sabe– una casa de siete millones de dólares, tenga la caradura de salir en la televisión, todo montaje, piropo y maquillaje: que ahora sí, desde la Presidencia mexicana se van a combatir nada menos que la corrupción y la impunidad, es decir, sus propias marcas de agua. Já.

La educación y la cultura del mexicano de bruces, mientras se enseñorean las televisoras del duopolio nefasto llenándole al vulgo inconsecuente la cabeza de basura con una mano, mientras con la otra, tal que mago zafio, prestidigitan cosméticos noticiosos y siguen destilando una oficiosa, ruin, vulgar, rastrera zalamería con ese poder político que en simbiosis de podredumbres ellas, las televisoras, impulsaron para por medio de su pelele presidencial poder seguir mangoneando a discreción, ampliando sus imperios vastos y diversificando sus cuantiosas inversiones. Para taparle un ojo al macho, el guiñol que se dice gobierno licitará nuevas concesiones de televisión abierta, pero ya se sabe que quienes pujan en ellas son incondicionales del mismo priísmo corrupto que ha convertido las riquezas nacionales, los estratégicos hidrocarburos, el erario y hasta los litorales en mercancía de un autoservicio donde sólo son admitidos los miembros de un selecto grupo de oligarcas mafiosos y las trasnacionales que supieron embarrar las manos adecuadas. La economía, sin embargo, va mal y en picada, con todos los pretextos idiotas que quieran enderezar los tecnócratas, pero donde al final causas sólo hay básicamente dos: corrupción e ineptitud. Las finanzas nacionales, en tanto, se precipitan como trozo de plomo en el agua. El poder adquisitivo de la gente se ha degradado –y se seguirá degradando– al extremo de convertir algunos ingredientes de la canasta básica, como legumbres o carne, en productos de lujo; y el salario mínimo es más mínimo que nunca, mientras los tecnócratas llenan el hocico con explicaciones absurdas y superferolíticas –en las que ellos, desde luego, jamás tienen culpa demostrable– y no pocos crasos de la patronal aplauden con falsa gravedad la implementación feroz de políticas leoninas y crueles que prácticamente institucionalizan la esclavitud moderna. Los ricos más ricos y los pobres más jodidos.

Pero contentos, porque el gobierno del títere de las televisoras y sus alecuijes les está regalando… ¿libros? Qué va. ¿Becas? No joda, que ni las aprovechan. ¿Oportunidades de financiamiento a pequeñas empresas para generar trabajo y consumo? Hombre, si a ésos lo que hay que aplicarles es más impuestos, más gasolinazos, obligarlos a “formalizarse”… No: televisiones. Bonitas pantallas planas en cajas de cartón que llevan la leyenda infame de “mover a México”. Porque claro: 2015 es año de elecciones. Es el laboratorio experimental para ver si cuaja otro fraude en las presidenciales de 2018. Si la gente se apendeja lo suficiente con la mierda televisiva que multiplicarán Televisa, TV Azteca y sus presuntas nuevas competidoras – fuera quedan desde antes aquellos medios que le resultan críticos o incómodos al régimen– y supera, por decreto presidencial de un enanismo mental increíble, la muerte, la desaparición, la masacre.

Porque con las elecciones vendrá la rebatinga. Los unos por sus teles nuevas. Los otros por sus nuevas concesiones. Estos por los votos con que justificar su sempiterna presencia en los puestos públicos. Y aquellos por las riquezas nacionales que durante tanto tiempo fueron un botín jugoso y tentador.

Pero inalcanzable, porque todavía teníamos tantita dignidad.