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Que Ayotzinapa sea la luz que transforme el país
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Foto Roberto García Ortiz
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de noviembre de 2014, p. 11

La indignación por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa no da tregua. En esta ocasión no fueron consignas las que se levantaron para pedir justicia por el caso Iguala. Ahora se trató de cientos de luces como un simbolismo para que este caso se convierta en la luz que transforme el país.

Esta vez no fue una concentración masiva ni una larga marcha, tampoco un mitin. No se pudo argumentar carga laboral o falta de tiempo, pues quien así lo quiso se sumó desde la puerta de su casa, en la oficina, en plazas públicas... En la calle pues.

Fue una convocatoria lanzada mediante las redes sociales, sin firmas de convocantes. Se trató de una jornada espontánea que aprovechó la ventaja de la inmediatez de las plataformas tecnológicas, así como la indignación social ante este caso.

Los ciudadanos, cansados de la situación del país, no lo dudaron. Fueron cientos en el Distrito Federal y otras entidades quienes en punto de las siete de la noche encendieron una veladora para sumarse a la jornada 11.11 Luz para México.

Plazas públicas, puertas, balcones, ventanas, jardines y azoteas, centros de trabajo, avenidas, calles y quioscos fueron algunos de los sitios donde se vieron esas luces que clamaron justicia y a la vez fueron una muestra de solidaridad con los padres de los normalistas asesinados y desaparecidos por el ataque de policías municipales de Iguala, Guerrero.

Frente al asta bandera del Zócalo de la ciudad de México, decenas de personas se organizaron para formar con esos pequeños resplandores el número 43. En el centro de Coyoacán, otros tantos llegaron de distintos puntos y cubrieron de luz la llamada Fuente de los coyotes. En los parques México y España, de la colonia Condesa, también se encendieron las veladoras, lo mismo que en la alameda de Santa María la Ribera y en la glorieta Washington de la colonia Juárez. Al pie del Ángel de la Independencia y en la explanada del Palacio de Bellas Artes, la gente se congregó para manifestar su hartazgo y cansancio ante la situación de violencia, corrupción e impunidad que impera en México.