Directora General: Carmen Lira Saade
Director Fundador: Carlos Payán Velver
Suplemento Cultural de La Jornada
Domingo 9 de noviembre de 2014 Num: 1027

Portada

Presentación

Bazar de asombros
Hugo Gutiérrez Vega

Revueltas y el mal
José Ángel Leyva

José Revueltas o la
entereza del árbol

Elena Poniatowska

José Revueltas y la
desobediencia crítica

Enrique Héctor González

El santo hereje
Sergio Gómez Montero

José Revueltas y las
orillas de sus crónicas

Gustavo Ogarrio

El sombrero de mi abuela
Eleni Vakaló

Columnas:
Bitácora bifronte
Ricardo Venegas
Mentiras Transparentes
Felipe Garrido
Al Vuelo
Rogelio Guedea
La Otra Escena
Miguel Ángel Quemain
Bemol Sostenido
Alonso Arreola
Las Rayas de la Cebra
Verónica Murguía
Cabezalcubo
Jorge Moch
La Casa Sosegada
Javier Sicilia
Cinexcusas
Luis Tovar


Directorio
Núm. anteriores
[email protected]
@JornadaSemanal
La Jornada Semanal

 

Jorge Moch
[email protected]
Twitter: @JorgeMoch

Estampas elocuentes

Benditos cibernéticos faros
(señor Usabiaga) que permiten
cobrar silueta al navío amigo
perdido en la mar del tiempo

Santemebrás, Preceptos

Policías de Orizaba propinan una golpiza a una pareja que al parecer se resistió a ser extorsionada mientras en Xalapa por todos lados se alzan anuncios espectaculares de una policía militarizada, pero profesionalísima, y Veracruz está cruzado de retenes, puestos de revisión, soldados y marinos atrincherados, gente armada en camionetas y tanquetas; se supone que porque hay un contingente de criminales, asesinos, secuestradores, narcotraficantes, asaltantes y extorsionadores sueltos en las calles de ese estado que presume una policía moderna. Pero la gente, inerme, no puede armarse y defenderse a sí misma de lo que la propaganda oficial a raudales, como en el resto del país, no puede protegerla por complicidad siniestra o simple ineptitud: la tasa de criminalidad sigue en disparo casi vertical, pero el regordete gobernador del estado declama ardorosas porras a unos Juegos Centroamericanos más bien ignorados por el mundo, a los que ya los veracruzanos con su agridulce humor característico llaman los Juegos del Hambre. Es de escándalo, por cierto, la manera en que algunos personajes logreros cercanos al gobernador, algunos ni siquiera veracruzanos pero primos, compadres o protegidos de un amigo del mandatario, han robado a manos llenas, enriqueciéndose explicable y rápidamente con estridencia propia de nuevo rico desbocado: casas que crecieron en palacetes, flotillas de camionetas de lujo, multiplicación de propiedades y negocios nuevos…

Forenses argentinos, no mexicanos, son los encargados de llevar a cabo el macabro proceso científico de recuperación e identificación, cuando lo que quede de restos humanos sirva para pruebas de laboratorio, de las víctimas del odio o la más inmisericorde indiferencia por la vida humana que se amontonaron en fosas clandestinas en Guerrero. Esos forenses argentinos ya han reportado, asustados, amenazas y agresiones, la velada, pavorosa sensación de tener entre sus escoltas a más de uno de los verdugos. No hay en los discursos y declaraciones, hechos con toda gravedad por parte del secretario de Gobernación o del procurador general de la República, ni una sola mención a las cuitas de los forenses. La maquinaria del priísmo rancio, en cambio, lanza mordiscos y ladridos mediáticos, desde luego con el pronto respaldo de las televisoras, a la figura del líder de lo que queda de oposición política. La saña y la insidia llevan ya más de una semana de vigencia, de golpeteo constante que viene de gente que tiene prontuarios en el extranjero sospechosamente largos y mantenidos en reserva, pero hoy aparecen como señores decentes, de manos limpias. Mientras tanto, circula en redes sociales un video de policías (¿o militares?) vestidos de civil que amenazan con fusiles de asalto a periodistas que los filman. Burdos macacos que, se nos dice, forman filas en un organismo de inteligencia del Estado…

Guanajuato aparece en estadísticas como uno de los estados, el 3º, con el mayor índice de crímenes violentos en México, precisamente cuando sigue en la incertidumbre si la policía de la ciudad homónima asesinó a un estudiante de Jalisco durante el connotado –y corrupto por el alcohol y el desmadre– Festival Cervantino.

Eruviel Ávila persiste en el silencio a pesar de que el estado que dice gobernar se cimbra con una violencia desatada en todos los ámbitos, pero en los que tristemente destaca una ola indetenible de feminicidios. Siguen sin aclararse identidades o causa de muerte, y mucho menos culpables, de las decenas de mujeres jóvenes descubiertas en un canal de desagüe. Y no es difícil inferir que calla sobre ellas porque sabe de las otras, las que todavía no han aparecido en la prensa. Michoacán, Oaxaca, Durango, Tamaulipas, Nuevo León, Chiapas o Quintana Roo cuentan historias parecidas, infamantes, de violencia, corrupción, colusión, miedo y crueldad, y el que dice gobernar siente la urgencia de viajar, ojalá ya lo dejemos estrenar el nuevo avión, tan bonito y lujoso, y tan inútil en tierra. Mientras, muchos millones de mexicanos estamos pensando en cómo parar este baño de mierda. Pero ya. Porque hace no mucho tiempo uno podía salir de campamento con la familia sin temor al secuestro y la violación tumultuaria. O los hijos podían irse en camión a la escuela sin miedo a que un grupo de infelices los jalonearan en la esquina a una camioneta para no volver a ser vistos.

O podíamos deambular en calles o plazas sin miedo a balaceras o granadazos. Que desde luego no se ven desde las alturas. Ni en la televisión.