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La difícil ruta del migrante

Integrantes de la delincuencia organizada les exigían 200 dólares para dejarlos continuar

Pese a las amenazas, 270 centroamericanos siguen camino hacia el norte del país
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Los centroamericanos siguieron su marcha rumbo a Minatitlán, acompañados de activistas, y pidieron a las autoridades mexicanas garantías de libre tránsitoFoto Jesús Lastra
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Los indocumentados refugiados en un albergue de Coatzacoalcos decidieron dejarlo para continuar su trayecto con la esperanza de llegar a Estados UnidosFoto Jesús Lastra
Corresponsales
Periódico La Jornada
Domingo 1º de junio de 2014, p. 4

Coatzacoalcos, Ver., 31 de mayo.

Doscientos setenta migrantes centroamericanos que desde el jueves se encontraban refugiados en un albergue de esta ciudad, por amenazas del crimen organizado, decidieron continuar su trayecto hacia el norte del país, informó Irineo Mújica Arzate, director de la Coalición Humanitaria Internacional Promigrantes.

El activista explicó que ante la imposibilidad de abordar el tren denominado La Bestia, debido a la prohibición existente por los asaltos y asesinatos de que son víctimas hoy dejamos el infierno que es Coatzacolacos rumbo a Minatitlán, nos vamos a pata, señalaron.

Alrededor de las 10 horas, el contingente abandonó el albergue San Judas Tadeo, luego de valorar que éste no tiene suficiente abasto de alimentos ni espacio para dormir. Dijeron que caminarán hasta Minatitlán, donde pernoctarán y continuar su viaje al día siguiente.

Mújica Arzate comentó que al llegar a la ciudad de México buscarán entrevistarse con funcionarios federales para demandar garantías de libre tránsito para llegar a la frontera norte.

Desde hace seis días el grupo ha recibido amenazas de la delincuencia organizada. En los municipios de Tenosique y Chontalpa, Tabasco, y en Palenque, Chiapas, por donde pasaron, les exigieron el pago de 200 dólares a cambio de dejarlos continuar.

En Coatzacoalcos las amenazas fueron más fuertes, pues se pidió a los defensores de los derechos de los migrantes que los acompañan, abandonarlos o, de lo contrario, serían asesinados.

La caravana, integrada por hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos, cuenta con el apoyo y vigilancia de las policías federal y estatal, además del grupo Beta del gobierno federal.