Sociedad y Justicia
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El conocimiento se convertirá en un bien común: Conacyt

Incorpora México producción científica al sistema open access

El gobierno modificó leyes para permitir su colocación en la web

 
Periódico La Jornada
Domingo 25 de mayo de 2014, p. 31

A partir de esta semana, México se convirtió en una de las naciones que incorpora al sistema de acceso abierto (open access) su producción científica y cultural, para convertir en un bien común el conocimiento financiado total o parcialmente con fondos públicos.

De este modo, y de acuerdo con Enrique Cabrero Mendoza, titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) el libre flujo de los descubrimientos científicos no se quedará en los pasillos de las instituciones académicas ni en los laboratorios de investigación.

Para esta democratización del conocimiento, el gobierno federal impulsó la modificación de diversas leyes, y mediante repositorios locales y uno nacional se colocará en la web –sin barreras legales, técnicas o financieras– la producción científica y académica, que incluye no sólo artículos publicados en revistas, sino también otro tipo de documentos, objetos de aprendizaje, imágenes, datos y documentos audiovisuales, explicó.

El presidente Enrique Peña Nieto promulgó el martes 20 de mayo en Los Pinos las reformas a las leyes de Ciencia y Tecnología, General de Educación y Orgánica del Conacyt, para adoptar la estrategia de acceso abierto “como un eje dinámico de información, y de esta manera se acelerará el ritmo para avanzar hacia una sociedad del conocimiento’’.

Cabrero Mendoza añadió que con el repositorio nacional se creará además una memoria digital científica, académica y cultural, a fin de preservar el acervo científico y tecnológico y tener acceso abierto al mismo desde cualquier parte del mundo y sin menoscabo de los derechos de autor, que se respetarán escrupulosamente.

Según el funcionario, con la nueva legislación, México se está ubicando a la vanguardia en la legislación en la materia, pues hay países más avanzados que no han logrado consolidar una ley de acceso abierto.

Las adecuaciones legislativas, indicó Cabrero, representan el primer paso para el fortalecimiento y consolidación de la cultura de divulgación de la ciencia, la preservación documental y una creciente apropiación social del conocimiento.

Según información proporcionada por los promotores del acceso abierto, hay dos vías generalmente conocidas para su aplicación: la ruta dorada y la ruta verde.

En el primer caso, un investigador pone en acceso abierto su artículo en el momento mismo de la publicación en una revista especializada, la cual debe ser compensada económicamente por la cesión del copyright para dejar el artículo a la libre consulta.

En la ruta verde, el científico deposita su artículo ya publicado en un repositorio abierto al público, tiempo después de su aparición en medios especializados.

Como ésta se basa en el modelo tradicional de las publicaciones científicas, “muchas editoriales han establecido requisitos para que los artículos puedan ser depositados en los repositorios vía la ruta verde’’, la cual no requiere un costo adicional para las agencias financiadoras ni para las instituciones de investigación, pero sí el trabajo de colocar los artículos.

En México, el acceso abierto no es nuevo, y diversas instituciones de educación superior han desarrollado repositorios impulsados por universidades con mayor número de contenidos como Latindex, Redalyc y ScieELO Mexico, entre otros.

Los impulsores de la nueva estrategia señalan que “contar con un repositorio nacional contribuirá a la preservación de nuestra información científica nacional y a la gestión, acceso y estandarización de la información, resultado de la producción en ciencias, tecnología e innovación, y permitirá iniciar una política de normalización de datos (nombres e instituciones) y de identificadores persistentes’’.