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Nueva temporada de Mai Sho gaku-Trazos de fuego, de Irene Akiko, en el teatro El Galeón

Una obra multidisciplinaria plantea renacer en vida, como el Ave Fénix
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En escena Berenice Contreras, integrante del elenco de la obra que fusiona danza (kabuki buyo y butoh), caligrafía y música de JapónFoto José Antonio López
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En el camerino (Irene Akiko Iida y Arturo Tames), integrantes del elenco de la obra que fusiona danza (kabuki buyo y butoh), caligrafía y música de Japón. Además, se utilizan instrumentos prehispánicos y del país orientalFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Jueves 3 de abril de 2014, p. 4

Mai (danza), Sho (caligrafía) Gaku (música): Mai Sho Gaku-Trazos de fuego es el título de la propuesta multidisciplinaria en el que convergen esas tres artes y se entretejen dos estilos dancísticos de Japón: el kabuki buyo y el butoh, así como instrumentos prehispánicos y tambores del país oriental.

Escrita y dirigida por Irene Akiko Iida, la singular puesta en escena comienza hoy nueva temporada en el teatro El Galeón del Centro Cultural del Bosque.

La obra está llena de simbolismos y misticismo y, sobre todo, se alude al agua y el fuego, al tiempo que se desarrolla la historia de un monje escribano (un shodoka), que traza diversos kanjis (ideogramas japoneses), poemas que lucen en enormes lienzos, pero también en el cuerpo de los personajes de la obra, explica Akiko.

Se encarnan los dioses del fuego y el agua, quienes se encuentran, fusionan y danzan. El agua es la energía negativa y pasiva de aspectos sicológicos, emocionales y subconscientes, el fuego, la energía positiva y activa de aspectos espirituales, mentales y conscientes.

Ambas deidades se metamorfosean: el fuego es el fude (el pincel) y el agua el sumi (la tinta china), mientras el joven monje trata de liberar su conciencia y existencia mediante una lucha interna, explicó Arturo Tames, integrante del reparto.

“El bonzo por medio del shodo (caligrafía) evoca la presencia de las deidades, provocando con su escritura hacer encarnar a los opresores de su mente, que no son otros que sus propios miedos, demonios y debilidades, y en la medida que los supera, de ser sólo un calígrafo termina por ser un pintor. Obra que se manifiesta en coloridas pinturas, en un Ave Fénix, símbolo del renacer en vida”.

Por ser otro, con mayor conciencia

Para Akiko Iida, la idea de renacer en vida es muy importante. Ser otro, con mayor conciencia. Aquí, añade Tames, el Torii o portal Sintoísta representa dos planos: de un lado, el mundano, donde habita el monje, y cruzándolo, el divino.

Los custodios que protegen el portal serán quienes cuestionen al monje, con la finalidad de saber si es apto para cruzar del otro lado del umbral. El monje cree tener garantizado el éxito, si logra cruzar, pero, al verse del otro lado, descubre y se enfrenta a una problemática mayor, pero con todo siente que tiene un progreso. El Torii simboliza la boca que lo invita a entrar, pero también que lo amenaza con devorar.

En otro momento aparecerán Fujin y Raijin, los dioses del Viento y del Rayo. En Mai Sho Gaku-Trazos de fuego, la actriz, cantante, bailarina y maestra de danza tradicional japonesa Irene Akiko, entreteje distintos estilos dancísticos. La técnica del teatro Kabuki, nacido hace más de 400 años, considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad, así como la danza butoh, que surgió como efecto de la posguerra y considerada una de las expresiones de arte contemporáneo japonés más influyentes a escala internacional.

Ambas expresiones buscan lo mismo. El butoh busca la belleza a través de lo bizarro y tortuoso, de lo que los japoneses llaman la sombra, mientras el kabuki busca la belleza mediante el color, la estética y la disciplina. Akiko combina ambas esencias, explicó Tames.

En Mai Sho Gaku-Trazos de fuego participan Berenice Contreras, Nahoko Kabayashi, Arturo Tames, Alejandro Méndez e Irene Akiko, primera mexicana y latinoamericana en ingresar a la reconocida Escuela de Artes Takarazuka, con una tradición de casi 100 años, en Osaka, Japón.

Funciones del 3 al 13 de abril, jueves y viernes, a las 20 horas, sábados a las 19 horas y domingos a las 18 horas, en El Galeón (Reforma y Campo Marte, atrás del Auditorio Nacional).