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Fox y Calderón abandonaron a mineros de Pasta de Conchos

La persecución en mi contra se ha mantenido, asegura

“Escribí El colapso de la dignidad para denunciar las monstruosidades y perversiones que ha cometido un grupo incrustado en el poder de México para aniquilar a las organizaciones de los trabajadores, a nuestro gremio en lo particular y a mí en lo personal”

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Tras la tragedia minera ocurrida el 19 de febrero de 2006 no hubo una indemnización justa y digna para las familias de las 65 víctimas. Pasta de Conchos es una historia de impunidad, asegura Napoleón Gómez UrrutiaFoto María Luisa Severiano
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de febrero de 2014, p. 15

En vísperas del octavo aniversario del homicidio industrial en Pasta de Conchos –en el que murieron 65 trabajadores– circula ya el libro El colapso de la dignidad, en el que su autor, Napoleón Gómez Urrutia, narra, documenta y denuncia, con nombres y apellidos, la historia de una tragedia minera y la lucha contra la avaricia y corrupción en México, cuyos protagonistas son empresarios y políticos que denigran y saquean al país.

En conversación con La Jornada (coeditora del libro, junto con Colofón), el líder minero explica que la mayor parte del producto económico resultante de la venta nacional e internacional de su libro se donará a las viudas y a las familias de Pasta de Conchos, algo que debieron haber hecho desde el principio los responsables de esta terrible tragedia: Grupo México y Germán Larrea, en primer lugar, y los políticos como Vicente Fox y Felipe Calderón, que apoyaron a los empresarios y dejaron abandonados a los trabajadores.

Por ello el rescate de los mineros y el castigo a los culpables es una exigencia permanente del sindicato y de los familiares.

Recuerda que de los 65 mineros que murieron aquel 19 de febrero de 2006, desde entonces 63 cadáveres permanecen abandonados en el fondo de la mina, con una impunidad total: no hay una investigación que castigue a los responsables, no hubo una indemnización justa y digna para las familias, y tampoco se han rescatado los cuerpos de nuestros compañeros. Esto es algo que debíamos compensar, como sindicato, con este libro, originalmente publicado en inglés con una respuesta total.

La obra se difundió y promovió primero en Estados Unidos, Canadá y en casi todos los países de habla inglesa. “Di más de 70 entrevistas a periódicos, radio y televisión en Estados Unidos y Canadá, y hubo una reacción de solidaridad tremenda no sólo de los trabajadores y sindicalistas, sino de los medios académico, político y empresarial, de intelectuales y líderes de opinión, y esto provocó que viniera una fuerte demanda por el libro.

“Me siento muy honrado de que resultara entre los 10 más vendidos durante varias semanas en Estados Unidos, el número cuatro en la sección de negocios, el número uno en Barnes & Noble –la mayor librería estadiunidense– y en la lista general el número nueve de los libros que son una historia verdadera, real.

“Esta reacción de gran solidaridad que ha despertado una historia conmovedora, triste a veces, pero a la vez llena de esperanza, visión y fuerza, ha motivado que el libro se coloque en la lista de los libros más vendidos de The New York Times”.

Napoleón Gómez Urrutia detalla que escribió El colapso de la dignidad “para denunciar las monstruosidades y perversiones que ha cometido un grupo incrustado en el poder de México para aniquilar a las organizaciones de los trabajadores, a nuestro sindicato en lo particular y a mí en lo personal.

Quiero dejar un testimonio claro de que se trata de una historia real, con hechos y verdades fundamentadas en todos los actos, atropellos y violencia que han utilizado en nuestra contra. Esta experiencia no tiene precedente en la historia sindical, empresarial y política de México. Ha habido otro tipo de agresiones, pero en este caso ha sido una perversidad ilimitada y continua.

El libro, apunta, incluye “los nombres y apellidos de los empresarios y políticos más corruptos de nuestro país que han deformado la aplicación del estado de derecho, que pervirtieron la justicia y que han utilizado al sistema económico mexicano, con base en la explotación irracional, absurda de los recursos naturales y de la mano de obra, sin pensar en México, con sus voraces intereses como los únicos válidos, según ellos.

Es un testimonio claro de esta historia. Yo que he vivido de manera central este linchamiento y persecución política, no podía dejarla pasar.

De lo que se trata, explica el líder minero, es que se conozca la historia, que se difunda, que no sólo los trabajadores, sino la sociedad en su conjunto, entiendan cómo se forma el poder y la corrupción en México, cómo se abusa de él, cómo se persigue políticamente a los enemigos, cómo se les da una total impunidad a sus cómplices en intereses y corrupción, y quiénes son algunos de ellos. Denunciar todas las atrocidades, los actos degenerados y degradados que han hundido a estos tipos y que han hecho que pierdan su dignidad, si es que algún día la tuvieron, y se hundan en el fango.

Gómez Urrutia espera que “haya un interés muy grande en leer el libro, en compartir su contenido. Es muy importante que se aprenda de estas monstruosidades y perversión de las que son capaces de llegar estos empresarios y políticos en su avaricia, en su corrupción y en su búsqueda insaciable de utilidades a cualquier costo, incluida la salud y la vida de los trabajadores que ellos contratan.

“Espero que este texto se analice, se investigue si está documentado. Lo escribí con el afán de lograr que se haga justicia –‘por lo que he luchado toda mi vida’–, que haya respeto y, sobre todo, que la dignidad esté por encima de todo, por ser el valor más importante del ser humano. Aquí el colapso de la dignidad es la pérdida, el derrumbe de la dignidad de todos estos sujetos sin calidad humana, cuerpos sin alma”.

Sin duda habrá reacciones negativas de toda esa gente, porque a estos señores con nombres y apellidos les gusta cometer todo tipo de abusos, actos de corrupción, amenazas, arrogancia y negligencia criminal, pero odian que se los digan y señalen. Les encanta estar en la impunidad. En el fondo son una bola de cobardes: no atacan de frente, no hacen las cosas de manera directa, no reconocen nada. Todo lo hacen como mafia, por detrás, en la oscuridad. Entonces, la gente tiene que darse cuenta cómo son capaces de abusar del país, y espero que la mayoría de quienes lean el libro y compartan su contenido entiendan que esta es una lamentable situación de la que todos debemos aprender para que no vuelva a ocurrir, ni en México ni el mundo.

La lucha ha sido larga, y constante la resistencia, subraya el autor, “pero ha encontrado solidaridad y respuesta positiva en muchos países. Ojalá estuviera allá –en México– para ampliar estos conceptos, discutirlos, debatirlos y explicar por qué es importante escribir y difundir lo que ha pasado. Pero la persecución se ha mantenido como para que no pueda estar presente todavía. Ojalá esto cambie, no sólo para los trabajadores, las organizaciones sindicales y el sector laboral, sino especialmente para la democracia”.

Esperamos que el gobierno de Enrique Peña Nieto tome la determinación de rescatar a nuestros compañeros, entregarlos a las familias para que tengan una digna sepultura y, desde luego, reabrir una investigación para que se castigue a los responsables de este homicidio industrial. Y, por supuesto, que se haga este reconocimiento de justa compensación a las familias. Lo invito a que tome la decisión de rescatarlos, le pese a quien le pese, y que desde luego se haga este acto de dignidad y justicia. De lo contrario, continuaría esta vergüenza nacional e internacional de estos empresarios y políticos que decidieron abandonar a nuestros compañeros cuando ocurrió la explosión sin saber si estaban con vida, algo muy diferente a lo sucedido en Chile en 2010. Ojalá tome la decisión correcta.

El autor de El colapso de la dignidad advierte que las cosas no pueden mantenerse como están. México tiene que cambiar, terminar con la desigualdad. El país requiere de un nuevo modelo político, económico y social, que tenga a la gente y a la sociedad primero, y no a unos cuantos miserables y avaros dedicados a saquear al país. Ese modelo debe ser de prosperidad compartida, es el que puede funcionar a futuro. Tiene que respetarse el estado de derecho, porque un país que no lo hace está condenado al fracaso.