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Padres divorciados, niños olvidados

Estos espacios son donde mayor violencia de género hay, lamenta Margarita Griesbach

En los juzgados de lo familiar, la palabra del pequeño es lo que menos cuenta: ODDI

Casos de abuso sexual quedan impunes ante el recurso del síndrome de alienación parental, alerta la abogada

La mayoría de las víctimas de estos delitos no reciben terapia sicológica profesional, señala la Redim

 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de febrero de 2014, p. 4

Los abusos sexuales en contra de niñas y niños ocurren, en 80 por ciento de los casos, en el hogar, y con frecuencia los padres son los responsables. A menudo también, situaciones de este tipo dan origen a los divorcios. Sin embargo, por la carencia de un mecanismo que garantice el acceso de las víctimas a la justicia y la utilización por parte de abogados del síndrome de alienación parental, el ilícito queda impune.

El recurso no tiene sustento ni evidencia científica, pero consigue anular el testimonio de los niños si existe alguna evidencia de afectación en la estabilidad emocional de la madre.

Ante la falta de capacidad del sistema judicial para escuchar a los niños, generalmente se escucha sólo a los adultos. Es un absurdo, afirma Margarita Griesbach, directora de la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia (ODDI), porque en los hechos se dice a los pequeños: tu palabra como niño carece casi por completo de valor por sí misma.

La especialista en litigios donde hay niños involucrados resaltó que la estrategia de abogados de recurrir al síndrome de alienación parental tomó auge en los pasados 15 años, y hoy es algo muy común en México y América Latina.

Y eso que el concepto ha sido rechazado por asociaciones internacionales de siquiatría y tampoco forma parte del catálogo de enfermedades.

Por eso y otras razones, los juzgados de lo familiar siguen siendo uno de los espacios de mayor violencia de género, dice Griesbach y explica: si una madre de familia sabe que su esposo abusó sexualmente de sus hijos, ¿es normal que no quiera que los vea o que tenga expresiones de rechazo y enojo? Claro, es normal y lógico.

Pero esa animadversión en contra del agresor es utilizada para desestimar el testimonio de los niños. Resalta que, generalmente, cuando las mujeres acuden a los juicios de lo familiar a solicitar el divorcio es para protegerse de la violencia. No van a los juzgados penales y es lógico, porque lo hacen para proteger a sus hijos.

Datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) advierten que la mayoría de los casos de abuso sexual no se atienden con terapias sicológicas a cargo de profesionales, ni se llevan a un proceso legal. Representan un gran daño emocional que se guarda como un secreto de familia.

Griesbach señala que, a partir de una decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 2012, existe un protocolo que deben seguir los impartidores de justicia en casos que afectan a los niños.

Entre otros puntos establece que el juzgado debe contar con personal capacitado para intervenir y preparar a los infantes para la audiencia con el juez; que esta ocurra en un ambiente de confianza para el menor de edad, sin la presencia de sus padres. El niño debe ser recibido de inmediato y su intervención videograbada, entre otros.

Los niños son unos testigos maravillosos. No porque siempre digan la verdad, sino porque neurológicamente tienen dificultades para mentir bien. Carecen de la capacidad de pensamiento abstracto necesaria para la elaboración de detalles congruentes con una mentira. El niño puede describir con detalles únicamente aquello que vivió, sostiene la abogada.