Cultura
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La muestra colectiva Sonorama recorre cómo han evolucionado los formatos en 90 años

Analizan la influencia en la dinámica sociocultural de la tecnología musical

No sólo cambia la manera de hacer, reproducir y comercializar música; también genera nuevas formas de escucha e intercambio, de lo individual a lo colectivo, por ejemplo: Esteban King, curador

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Esta reflexión artística involucra la obra de 21 creadoresFoto cortesía del Museo Universitario del Chopo
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de febrero de 2014, p. 4

Los sonidos de un panteón en Sinaloa invitan al oyente desde su dispositivo digital a adentrarse en este espacio de muerte. Una escultura con casetes y lápices recordarán a algunos esta antigua técnica de reversibilidad de la cinta. Una consola con tornamesa para reproducir vinilos hacen mirar hacia el lejano mueble en la casa de la abuela.

El Museo Universitario del Chopo reflexiona sobre la forma en que las tecnologías de reproducción y los soportes musicales inciden en distintas dinámicas socioculturales en la muestra colectiva Sonorama: arte y tecnología del Hi-fi al mp3, que clausura el 9 de febrero.

Una reflexión que involucra el arte contemporáneo es realizada por 21 creadores en las que se hace una revisión a la evolución de los formatos en los últimos 90 años. En las posguerras es el momento cuando nace verdaderamente una industria de masas dedicada a la música, detalló en entrevista Esteban King, curador de la exposición en conjunto con Daniel Garza.

Desde los discos elepé, un formato muy plástico y con portadas intervenidas, comienza la exploración en la que también se incluye el audio casete un formato más pequeño que permite copiar y agrupar tu propia selección de música, con él nació el walkman, reproductor portátil que fue toda una revolución. Luego llegaron los formatos digitales como el disco compacto y los archivos mp3.

En la galería Rampas se presentan diversas piezas sonoras que requieren el uso de audífonos. Pero también otras piezas que no necesariamente involucraran sonido, como pintura, gráfica, portadas intervenidas, esculturas tecnológicas y hasta muebles antiguos.

Esteban King señaló que la muestra obedece a una línea de investigación del museo universitario relacionada con las nuevas tecnologías y cómo transforman diversos aspectos de la cultura. Al mismo tiempo, involucra la liga que el Chopo tiene con la música, pues albergó al tianguis donde se gestó una escena subterránea y de heterodoxia.

Los formatos, así como los aparatos, no sólo modifican la manera de hacer, reproducir y comercializar música, sino cómo generan diferentes formas de escucha, de lo individual a lo colectivo, de los estacionario a lo portátil, cómo modifican la forma en que se intercambia la música, generan un cultura visual y aspectos mucho más allá de la escucha. Es un acercamiento a un fenómeno muy amplio.

Los exponentes en Sonorama, comentó King, son en cierta forma deudores con la figura de John Cage, quien planteó que el sonido podía ser música más allá de la composición, incluso dodecafónica o atonal. Y que el sonido mismo no dependería solamente de una estricta formación musical. A partir de ahí muchos artistas, como Fluxus, se plantearon que el sonido podía ser arte sin ser necesariamente música.